España se ha visto abocada a unos nuevos comicios tras el fracaso que supuso el 20-D a la hora de conformar un gobierno. Los primeros meses de este 2016 estuvieron marcados por intensas negociaciones entre los principales partidos cuyos líderes acabaron centrándose en exhibir sus excusas ante los electores con vistas a la posibilidad de la celebración de unas nuevas elecciones, como así ha sido.
Una vez convocadas las urnas, el espectáculo mediático estaba servido y ya no importaba tanto lo que se proponía, expuesto ya en la pasada campaña, sino con quién se pactará y cómo, puesto que se saben condenados a entenderse ante la imposibilidad de que algún partido logre alcanzar una mayoría suficientemente ventajosa.
Sus programas electorales, pues, no han variado prácticamente en nada respecto a la pasada campaña electoral y, por supuesto, tampoco han variado sus posicionamientos en cuanto al Sahara Occidental se refiere. Lejos de que el Sahara Occidental sea una cuestión sustancial en campaña, sólo ha habido, una vez más, alguna referencia – siempre de pasada – que ni tan siquiera alienta lo más mínimo la esperanza de aquellos pocos que aún creen que la política española hará algo algún día por los saharauis. Veamos las propuestas al respecto en los programas electorales de los diferentes partidos.
Para repasar las propuestas de los partidos en los diferentes programas electorales, sería suficiente consultar lo que ya se expuso en este mismo espacio para las elecciones del 20-D.
Como es esperable, no se aprecian muchos cambios en los programas presentados para este 26-J puesto que sólo han pasado seis meses desde la última campaña para las generales. Aún así, hay algún cambio significativo que puede ser clave para el resultado que salga de las urnas el próximo domingo. Por ejemplo, esta vez concurren conjuntamente Podemos e Izquierda Unida (IU) bajo la coalición Unidos Podemos (UP) y se les augura un buen resultado por encima del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Este ‘sorpasso’ puede determinar el sentido de un futuro Gobierno, así como ya está determinando el sentido de la campaña.

A pesar de que Podemos e Izquierda Unida concurren juntos en Unidos Podemos, presentan programas electorales diferentes, pero ambos se posicionan claramente en favor de las reivindicaciones del pueblo saharaui, es decir, con la legalidad internacional pero alejándose del inmovilismo existente en las Naciones Unidas.
Podemos, por ejemplo, se extiende más en su propuesta y quizá sea la fuerza política más ambiciosa en la cuestión del Sahara, según se desprende de su programa electoral. Concretamente, dice lo siguiente en su punto programático número 329:
“Compromiso con la libre determinación del Sáhara Occidental y concesión de la nacionalidad española a la población saharaui residente en España. Defendemos el derecho a la libre determinación del pueblo saharaui. Por ello, asumiremos un papel más activo en el Consejo de Seguridad de la ONU y exigiremos revisar el marco general del proceso negociador, para fortalecer el mandato de la mediación de la ONU y posibilitar que el Consejo de Seguridad sancione a aquellos que obstruyan el proceso político. Además, abogaremos para que la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO) contribuya a la supervisión del respeto y defensa de los derechos humanos y la organización de desplazamientos oficiales sobre el terreno, tanto en el Sáhara Occidental como en los campamentos de refugiados de Tinduf.
Asimismo, aumentaremos las partidas de ayuda humanitaria para los campamentos saharauis, apoyaremos programas de formación y movilidad de la población saharaui y favoreceremos el acceso a la nacionalidad española de los saharauis residentes en nuestro país, con los mismos derechos que otras personas en su situación. Por último, abogaremos por el nombramiento de un Representante Especial de la Unión Europea para el Sáhara Occidental que pueda hacer un seguimiento regular de la resolución del conflicto a nivel comunitario.”
Es una propuesta nada desdeñable que no estamos acostumbrados a ver en partidos que aspiran con opciones a gobernar el país. No obstante, se echa en falta la contundencia con la que, en cambio, habla del reconocimiento del Estado palestino, para el que, según el siguiente punto programático, el 330, se compromete a hacerlo de forma inmediata:
“Reconocimiento del Estado palestino. Reconoceremos a Palestina como Estado de forma inminente y unilateral […]”
Como otras formaciones, Podemos se compromete con el reconocimiento de un Estado para los palestinos, pero no hace lo propio con los saharauis, con quienes el “compromiso histórico” del que se habla en su programa no es sólo mucho más fuerte y ligado a nuestra realidad, sino que lo hemos adquirido sobre todo por ser responsables directos de la situación en la que están viviendo los saharauis a ambos lados del muro. Quizá cabría recordarles, como bien saben, que se acaban de cumplir 40 años de la proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y que ésta es reconocida ya por 85 países de todos los rincones del mundo.

Por su parte, Izquierda Unida (IU) cae en la misma dualidad que Podemos. En el último apartado de su programa, el de Internacionalismo, afirma que “un verdadero gobierno democrático del Mundo con unas Naciones Unidas rediseñadas, refundadas y democráticas, hubiese resuelto hace décadas la creación del Estado palestino, o el derecho del pueblo saharaui a su autodeterminación en el proceso de descolonización del territorio no autónomo del Sahara Occidental […]”, como si el reconocimiento de la República saharaui no fuera ya una realidad para cerca de la mitad de los países miembros de las Naciones Unidas.
Aún así, es de agradecer su fiel e histórico posicionamiento en favor del pueblo saharaui, con el que sigue comprometiéndose, en su última página del programa electoral para este 26-J, “con el proceso de descolonización del territorio no autónomo del Sahara occidental y el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui y en la exigencia que España, como antiguo país administrador del Sahara Occidental, asuma su responsabilidad como garante de la administración del proceso de descolonización.”
IU tiene, incluso, palabras para el rey de Marruecos valiéndose de una crítica a la Unión Europea (UE), a quien le recrimina que “nunca ha suspendido sus acuerdos de asociación con regímenes como el de Ben Alí, Mubarak, Netanyahu o Mohamed VI a pesar de la cláusula condicionante del respecto a los derechos humanos”.

En el apartado de los Refugiados, tampoco se olvida de hacer mención específica para los saharauis:
»Concluir la instrucción de los expedientes que sufren reiterados retrasos de manera injustificada, como es el caso de Ucrania, Mali u otros países. Algunos expedientes, incluso de 2008 y 2009, no son resueltos a la espera de que la situación en el país de origen mejore. También se deben instruir los expedientes de apátrida que como es el caso de los saharauis, llevan atrasados desde 2008.
El resto de fuerzas que confluyen con Unidos Podemos van en la misma línea que estas dos formaciones mayoritarias dentro de la coalición. En Comú Podem, por ejemplo, también se refiere específicamente al pueblo saharaui y, en su punto 9.12, se compromete a “apoyar las reivindicaciones del pueblo saharaui”:
“El gobierno tiene que aceptar, tal como quiere la sociedad, vivir en una región euromediterránea que cuente con un Sáhara libre. Y tiene que procurar orientar la política exterior de la UE, para que esta voluntad quede reflejada en el debate público europeo al respeto.”
En definitiva, Unidos Podemos es la candidatura que más claramente se posiciona con el pueblo saharaui, y así lo dejó claro su líder y candidato a la Presidencia del Gobierno, Pablo Iglesias, en el Fórum Europa organizado por Nueva Economía el pasado 6 de junio. Se puede escuchar su intervención al respecto en el tweet colgado recientemente por @AthmanABY:
Por supuesto que sí, @Pablo_Iglesias_ al reconocimiento de la República Saharaui acordándose del líder #Abdelaziz pic.twitter.com/94lIYrR2TM
— Aby (@AthmanABY) 22 de juny de 2016
Por el contrario, los partidos de los otros candidatos que aspiran con opciones a ocupar La Moncloa no son tan generosos para los que un día también fueron ciudadanos españoles.
El pasado 31 de mayo, nos dejó para siempre Mohamed Abdelaziz, presidente de la RASD y secretario general del Frente Polisario desde 1976. Jefes de Estado, embajadores y otros representantes de gobierno de infinidad de países se dieron cita en los campamentos de refugiados de Tinduf, en Argelia, para despedir al líder histórico en medio de la conmoción nacional que supuso para todos los saharauis el fallecimiento de Abdelaziz. Pero una vez más, desde el Gobierno español se faltó al respeto a este pueblo hermano, pues no se envió representación alguna al funeral.
España recibió duras críticas por ello, como la del presidente de la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sahara (CEAS – Sahara), José Taboada, quien sí estuvo presente y que calificó de «vergonzosa» la decisión del Gobierno “dados los estrechos lazos entre los pueblos español y saharaui”.
Sólo con este proceder, ya podemos ver qué significa la cuestión del Sahara Occidental para el Gobierno español. No sólo para éste del Partido Popular (PP) y Mariano Rajoy, sino para todos los gobiernos que se han ido sucediendo desde la Transición. El asunto del Sahara Occidental no recibe la atención que se merece por parte del Estado español, aunque en su día fuera su provincia 53. Sólo representa una minucia dentro de la agenda internacional española que, de vez en cuando, se ve alterada por la firma de algún tratado de expolio de los recursos naturales del Sahara Occidental o por un episodio incómodo para el Ejecutivo de turno ocurrido en territorio español, como el de la huelga de hambre de Amenitu Haidar en el aeropuerto de Lanzarote, en 2009. Pero hasta ahora, si el Gobierno español tiene opción alguna de no pronunciarse, el tema del Sahara se aparta y se deja en el cajón del olvido.
Y así se han ido comportando tanto el PP como el PSOE en estas últimas décadas en que se han ido alternando en La Moncloa. Veamos qué dicen respecto al Sahara en sus respetivos programas.
El Partido Popular (PP), en el punto 24 de la página 217 de su programa, dice:
“En cuanto al territorio del Sáhara Occidental, continuaremos defendiendo una posición en la que se mantenga el papel central de Naciones Unidas y una vía dialogada para la solución, sobre la base de los parámetros establecidos por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, una solución política, justa, duradera y mutuamente aceptable que prevea la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental en el marco de las disposiciones conformes a los principios y propósitos de la Carta de Naciones Unidas, animando a las partes y países vecinos a avanzar el proceso.”
Nada nuevo con respecto a lo que se viene diciendo en las Naciones Unidas y, por tanto, es un inmovilismo que posiciona a España con las tesis de Francia y Marruecos.
Del partido socialista, poco se espera dada la nefasta experiencia que tienen los saharauis con los diferentes gobiernos del PSOE desde la Transición. No repetiremos lo que significó la llegada al poder de Felipe González en 1982, después de años de haber estado haciendo campaña con el tema del Sahara. Ya lo expusimos en este mismo espacio para cuando comentamos las elecciones del 20-D.
Pero en el programa electoral para este 26-J, ya se observan algunas ideas de por dónde van a ir las cosas si Pedro Sánchez es el nuevo inquilino de La Moncloa:
“Promover la solución del conflicto de Sáhara Occidental a través del cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas que garantizan el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Esto facilitará el diálogo entre Marruecos y Argelia y favorecerá una mayor integración, desarrollo y estabilidad en el Magreb. España impulsará el seguimiento del respeto de los derechos humanos, tanto en el Sáhara Occidental como en los campos de refugiados de Tinduf.”
Al igual que otras formaciones, se compromete con el reconocimiento del Estado palestino pero no con el de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Pero lo sorprendente es que, como interlocutores en el conflicto, tenga en cuenta a Marruecos y Argelia, cuando el único y legítimo representante del pueblo saharaui no es Argelia, sino el Frente Polisario. Una vez más, este partido que se dice llamar socialista se reitera en la Historia por la continua decepción que aflige al pueblo saharaui.
Pero lo más grave del asunto es que, en su programa, habla de impulsar el respeto de los derechos humanos en el Sahara Occidental, cuando se han cometido y se cometen atrocidades todos los días en la zona ocupada sin que haya ni un mísero comentario oficial por parte del Gobierno español, sea éste del PP o del PSOE. No sólo no se condena a Marruecos por las prácticas abusivas en el Sahara occidental ocupado, sino que esta represión es constante en la zona ocupada y no se muestra en los medios de comunicación convencionales o generalistas. Pero existen, y nos llegan gracias a los sacrificios diarios que corre la población civil saharaui, que, auque sea con sus propios teléfonos móviles, ponen en riesgo su vida registrando escenas de auténtico terror y colgándolas en las redes sociales. Esa es su única vía para hacerlas llegar al exterior, ya que nuestros periódicos y telediarios claudican ante el silencio mediático que impera sobre la cuestión del Sahara Occidental y, más concretamente, la represión en las zonas ocupadas.
Pero a pesar de todo, aún hay partidos que obvian la cuestión del Sahara y ésta no aparece en ninguno de los puntos de sus programas, como es el caso de Ciudadanos – Partido de la Ciudadanía (C’s), el cuarto en intención de voto según las encuestas. En las pasadas elecciones, sí que se pronunciaba al respecto, pero ahora, su candidato, Albert Rivera, parece más interesado en hablar de Venezuela y visitar el país caribeño cuando, a menos kilómetros y con más intensidad, se violan los derechos humanos a diario, hay más presos políticos y existe una responsabilidad legal y moral por parte del Estado español con la descolonización del territorio del Sahara Occidental. Pero en campaña, todo vale.
Por otro lado, sorprende que algunos de estos partidos que obvian la cuestión del Sahara en sus programas sean formaciones que se definan como nacionalistas, soberanistas o abiertamente independentistas. Estas formaciones circunscriben sus aspiraciones a la autodeterminación de los pueblos al territorio por el cual se presentan sin una visión internacionalista del término. Es el caso de EH Bildu, el Partido Nacionalista Vasco (PNV), o, especialmente, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), quien había tenido muy presente la defensa de las reivindicaciones del pueblo saharaui, sobre todo en tiempos de Carod-Rovira. Quizá la dirección actual liderada por Oriol Junqueras ha optado más por congeniar sus propias aspiraciones nacionalistas con las de su socio de govern en Catalunya, Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), quien abiertamente prefiere relacionarse más con Israel y Marruecos que con palestinos y saharauis, a quienes niega lo que reivindica para el pueblo de Catalunya. Pero poco más a comentar más allá de lo que expusimos para los comicios del pasado diciembre.
No es el caso de Coalición Canaria, cuya tradición de apoyo del pueblo canario con el saharaui hace que la formación incluya una mención específica al Sahara Occidental en su programa electoral. Concretamente, en el apartado «Una cooperación estratégica para el desarrollo»:
“Sahara Occidental: Coalición Canaria comparte la necesidad de encontrar, en el seno de las Naciones Unidas, una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable entre las partes conforme a las diferentes Resoluciones de la ONU. Con respeto a ese marco, seguirá impulsando la ayuda humanitaria a los desplazados y promoverá acciones culturales y de difusión de la lengua española en colaboración con las instituciones estatales, en el territorio del Sáhara.”
De cara a la galería, todos los partidos se comprometen con los principios democráticos y los derechos humanos, pero algunos lo hacen de manera genérica y otros, en cambio, se mojan más. Sobre el asunto del Sahara Occidental, ya pudo verse en la pasa edición de la EUCOCO, en noviembre de 2015, cuando todos los partidos políticos mostraban su apoyo a las reivindicaciones saharauis. Quien no envió un representante a la conferencia, mandó un video. Pero todos ellos querían estar presentes para mostrar su solidaridad con el pueblo saharaui. Otra cosa es cuando algunos de ellos han llegado a tener responsabilidades de gobierno. Y es entonces cuando se manifiestan comportamientos tan contradictorios como el video de apoyo de CDC y lo expresado por una de sus diputadas cuando Hassana Aalia visitó el Parlament el pasado año. De hecho, CDC expone, en su actual programa electoral, «Exigiremos al Gobierno del Estado un cambio radical de orientación en sus políticas de asilo y de atención a los refugiados«. Visto como la diputada de esta formación trató a Hassana, espero que el futuro Gobierno no escuche su propuesta ni el sentido a donde debe querer orientarla.
La actual representante del Frente POLISARIO en España, Jira Bulahi, ya anunció contactos con todos los partidos políticos. Pero más allá de los habituales pronunciamientos de apoyo y de algún que otro chantaje por parte del PP y del PSOE por el caso Maloma, no hay mucho más destacable que lo expuesto hasta ahora.

Por su parte, el delegado del Frente Polisario en la Comunidad de Madrid, Abdullah Arabi, mantiene la esperanza en un supuesto cambio de Gobierno y en su consiguiente cambio en la política exterior española, donde la cuestión del Sahara Occidental podría cobrar mayor relevancia. En esa misma línea, CEAS-Sahara colgó, hace unos días, un comunicado pidiendo a los ciudadanos que vayan a votar el próximo domingo tengan en cuenta lo que prometen los partidos con respecto a la cuestión saharaui. Entre otras cosas, el comunicado dice lo siguiente:
“EXIGIREMOS a la hora de votar un compromiso claro con la defensa de un Pacto de Estado -asumido por todas las fuerzas políticas- que salde una deuda histórica con la justicia y los derechos humanos, y que suponga la participación activa del Estado Español, en el marco de las Naciones Unidas y la Unión Europea, en la resolución justa y definitiva de un conflicto que nunca debimos abandonar como elemento esencial de nuestra política exterior.”
Vamos a ver si #AlaHoradeVotarelSaharasevaaNotar
(*) Foto de cabecera: El Congreso de los Diputados / Foto extraída de www.congreso.es