España deniega el asilo político a Hassanna Aalia

El Gobierno español le ha denegado recientemente el asilo político a Hassanna Aalia, el joven saharaui que, tras una farsa de juicio militar sin las mínimas garantías procesales, ha sido condenado en Marruecos a cadena perpetua por su participación en el campamento de protesta pacífica de Gdeim Izik en 2010.

El pasado 19 de enero, el Ministerio del Interior notificó formalmente a Hassanna la denegación de asilo concediéndole un plazo de 15 días para que abandonara el país. Con esta denegación, el Estado español vuelve a incumplir, una vez más, la legalidad internacional y entrega de por vida a Hassana a las cárceles marroquíes donde le esperan la tortura y el más absoluto desprecio por los derechos humanos.

 

Hassanna Aalia nació en El Aaiún, en el Sahara Occidental ocupado, en 1988. Como cualquier niño saharaui a ese lado del muro, creció conociendo el miedo de vivir en un país ocupado militarmente. La constante represión de las autoridades marroquíes hacia la población saharaui por el simple hecho de ser saharaui fomenta la discriminación y los insultos por parte de la población colona marroquí que también vive en el territorio. Los niños saharauis crecen entre los agravios del resto de niños, los marroquíes, y en sus casas escuchan historias de tortura, desapariciones y muerte. Hassanna creció con todo eso.

Hassanna es activista por los derechos humanos desde los 17 años. Desde entonces, han sido muchas las veces que ha sido torturado en las dependencias policiales marroquíes, llegando incluso a estar desaparecido por días haciendo pensar a su familia que llegaría a engrosar la larga lista de desaparecidos que existen hoy en día en el Sahara ocupado.

Pero en 2010, Hassanna participa en el campamento de Gdeim Izik, inicio, según algunos analistas – como Noam Chomsky-, de las primaveras árabes. Gdeim Izik, “el campamento de la dignidad”, constituyó un formidable despliegue de jaimas acogiendo a unas 20.000 personas en las afueras de El Aaiún, en el desierto, donde la población saharaui reclamaba mejoras en sus condiciones de vida. Pero en la madrugada del 8 de noviembre, la gendarmería marroquí dio por concluida aquella protesta, y aquel campamento, que se había mantenido en pie durante 28 días, fue desmantelado y arrasado provocando numerosos incidentes que derivaron en centenares de detenciones, algunos fallecidos y disturbios en la ciudad de El Aaiún y en el resto del territorio ocupado. Por su participación en el campamento de Gdeim Izik, Hassanna fue juzgado y sentenciado a 4 meses de prisión sin ejecución.

En octubre de 2011, una beca le lleva al País Vasco para estudiar un curso de formación en materia de derechos humanos. Durante su estancia en el País Vasco, en Marruecos se hace pública una lista con personas para ser juzgadas por los hechos de Gdeim Izik. Hassanna decide, por el momento, no volver a El Aaiún, esperar en el País Vasco y solicitar el asilo político.

Pero el Ejecutivo marroquí emitió la orden de búsqueda y captura contra él por los mismos hechos por los que ya se le había juzgado anteriormente y, el 17 de febrero de 2013, el Tribunal Militar de Rabat emite una sentencia contra 25 civiles entre los cuales se encuentra Hassanna, que permanece en el País Vasco y es juzgado en rebeldía y sentenciado a cadena perpetua. Se le acusa de estar relacionado con la muerte de 11 agentes marroquíes y dos civiles durante los acontecimientos de Gdeim Izik.

Desde entonces, recorre toda la geografía española no solamente para explicar la lamentable situación que vive la población saharaui en el Sahara ocupado, sino también el trato que reciben del Gobierno español los saharauis huidos a España y, especialmente, el de sus compañeros en las cárceles marroquíes, que son torturados y, en algunos casos, incluso vejados sexualmente con botellas de vidrio, según explica el propio Hassanna.

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Hassanna Aalia, en el centro, con la presidenta de la Federació ACAPS, Núria Salamé, y el delegado adjunto del Frente Polisario en Catalunya, Mah Yahdih, en un acto en Barcelona / foto: @lluisrodricap

Pero a pesar de un contundente informe de ACNUR que reconoce las circunstancias excepcionales de Hassanna, el Gobierno español le deniega la petición de asilo y se lo notifica el 19 de enero de 2015 dándole 15 días para que abandone el país. El Ministerio del Interior le reconoce su condición de activista político y de derechos humanos y le reconoce también el maltrato sufrido por parte de las autoridades marroquíes. Pero a su vez, legitima al tribunal militar que le juzgó en su ausencia.

La concesión o denegación de asilo en España, cuando se trata de una solicitud de asilo realizada dentro de territorio español, es competencia de la Oficina de Asilo y Refugio, que es un organismo dependiente del Ministerio de Interior. Se trata de un procedimiento administrativo (no judicial), que está regulado por una ley española que proviene de Directiva comunitaria, con lo cual la normativa sobre asilo y refugio en todos los países miembros de la UE es la misma.

Ante la denegación de asilo cabe recurso administrativo y, cuando se agota la posibilidad de recurrir por vía administrativa, se abre la vía judicial. En el caso de Hassanna, ya se le ha denegado el asilo y refugio en España por vía administrativa y, agotados los recursos administrativos, ahora ha presentado su demanda ante la Audiencia Nacional, que ya ha sido admitida a trámite.

España, a pesar de ser frontera sur de Europa, está entre los países de la UE que menos solicitudes de asilo y refugio conceden. Si a esto añadimos que quien está pidiendo asilo político es un activista saharaui, ya entendemos un poco más el proceder del actual Gobierno español que, como todos los anteriores desde la transición, rehúye de su responsabilidad ante el pueblo saharaui, siendo aún España la potencia administradora del territorio del Sahara Occidental, tal y como lo dictaminó, en 2002, el entonces asesor jurídico de las Naciones Unidas, Hans Corell.

Pero a pesar de los pactos mercantilistas que puedan mantener los gobiernos de España y Marruecos, los motivos de conceder o denegar el asilo político están tasados en la ley y no deberían estar supeditados a los intereses económicos ni a la realpolitik. No obstante, parece que sí lo están y, en consecuencia, el Gobierno español ha optado por servir a los intereses del reino alauita mientras que, con la denegación de asilo a Hassanna, viola el principio de no devolución detallado en el artículo 33 de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y según el cual se prohíbe poner en modo alguno a un refugiado en las fronteras de territorios donde su vida o su libertad estén en riesgo.

Aún así, Hassanna es optimista y confía en que el recurso presentado ante la Audiencia Nacional le reconozca el asilo que el Gobierno le ha denegado. Mientras, sigue recorriendo diferentes ciudades españolas recabando apoyos de multitud de entidades, ayuntamientos y parlamentos autonómicos. No obstante, las negativas del Gobierno español no son las únicas decepciones que se va a ir encontrando. Y la última de ellas, la vivió aquí, a su paso por Barcelona, esta semana pasada.

Después de algunas mociones y otras muestras de apoyo de diferentes ayuntamientos y parlamentos autonómicos de todo el Estado español, la Federació ACAPS consiguió que Hassanna fuera recibido el pasado 24 de marzo por miembros del Intergrup per la Pau i la Llibertat del Sàhara del Parlament de Catalunya. La reunión tenía por objeto que los diferentes partidos que conforman la cámara de representantes catalana conocieran de la mano de Hassanna su situación personal ante la denegación de asilo por parte del Gobierno español y que le mostraran su solidaridad. Y así fue con la mayoría de ellos, pero Hassanna tuvo que escuchar de la parlamentaria de Convergència i Unió (CiU), Anna Solé, que su grupo no podía apoyar la iniciativa porque se está “en un momento difícil” y que, por cuestiones económicas, no harían nada que pusiera en riesgo las relaciones con Marruecos porque es un socio preferente y ejerce mucha presión.

Así lo explicarían la presidenta de la Federació ACAPS, Núria Salamé, y el propio Hassanna en una charla coloquio que tuvo lugar esa misma tarde en el Raval de Barcelona. Para los presentes en la sala, pesaba escuchar lo ocurrido aquella mañana en el Parlament y desalentaba conocer que el discurso del partido gobernante en Catalunya es tan explícito y a la vez tan sumiso a los intereses de Marruecos. ¿Ésta es la Catalunya que quiere impulsar CiU reclamando para ella los derechos que tiene como nación pero negándoselos a otro pueblo cuando hay donde sacar tajada? ¿Y qué ocurre cuando estos mismos derechos los reclama un pueblo, como es el saharaui, de cuya tragedia, no lo olvidemos, Catalunya también es responsable?

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Núria Salamé y Hassanna Aalia, en el acto en el Raval de Barcelona / foto: @lluisrodricap

Aquí la lucha es dura, aquí es más difícil que en el resto del Estado español”, denunció Núria Salamé tras incidir en la especial dificultad que existe en Catalunya y a la que tiene que hacer frente el movimiento de solidaridad con el Sahara Occidental. Pero más duras para el auditorio que conformábamos aquella sala fueron las palabras de Hassanna cuando confesó que aquí ha sentido “el peor trato por parte de un parlamento”, sin desmerecer, obviamente, el movimiento solidario con el Sahara que existe en Catalunya y el apoyo recibido.

Al final, no hay moción en favor de Hassanna en el Parlament de Catalunya. Pero corresponde decir que, en ese mismo parlamento, hay partidos políticos que siempre han defendido la causa saharaui, como son ERC, ICV, EUiA y la CUP, y algunos de sus representantes, como Hortènsia Grau (ICV-EUiA), estuvieron en la charla coloquio aquella tarde en el Raval de Barcelona y explicaron que lo que sí se ha conseguido es llevar a trámite parlamentario una Propuesta de Resolución de solidaridad con el Sahara Occidental que ha sido firmada por todos los grupos parlamentarios de la cámara, excepto el de CiU, en la cual se insta al Gobierno español a revisar la situación de Hassanna para que se le conceda el asilo político.

Hassanna no espera que el Gobierno de Mariano Rajoy cambie de parecer y deposita la esperanza en la Audiencia Nacional, pero sin descartar llegar al Supremo o a Estrasburgo si fuera necesario, según apuntó Javier Canivell, su abogado y responsable de CEAR-Euskadi. Pero parece claro que, sin un juicio justo para Hassanna y, por tanto, pudiendo ser indebidamente privado de libertad o incluso estando en riesgo su vida, se le debería conceder el asilo y seguramente los tribunales le acabarán concediendo ese derecho a la protección internacional. O eso esperamos, al menos, porque le va la vida en ello.

 

(*) La imagen de cabecera del artículo es un detalle del cartel diseñado por Francesc Verdugo Ibarz, «dugó»

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