Se acaba de conmemorar, el pasado 27 de febrero, el 44 aniversario de la proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Hace más de cuatro largas décadas de aquella congregación en medio del desierto, a cielo abierto y en plena noche, donde el Consejo Nacional Saharaui y el Frente Polisario lanzaron la declaración que proclamaría una República para todos los saharauis. España, por su parte, había puesto fin a su aventura colonial en África entregando el Sáhara a los ejércitos ocupantes de Marruecos y Mauritania. ¿Cómo reaccionó entonces la Organización para la Unidad Africana (OUA) ante el desafío que protagonizó el pueblo saharaui en aquellos días cruciales en el devenir del conflicto del Sáhara Occidental?
Corrían por entonces las primeras semanas de 1976. Hacía más de tres meses que la Marcha Verde había entrado en lo que entonces era el Sahara Español y que los ejércitos marroquí y mauritano habían penetrado en el territorio por el norte y el sur respectivamente iniciándose una guerra que duraría 16 años (1975-1991).
En ese contexto, el Frente Polisario tenía claro que no podía descuidar el inminente propósito de los firmantes de los Acuerdos Tripartitos de Madrid, que se disponían a oficializar lo pactado en la capital española el 14 de noviembre de 1975: la entrega del Sáhara Occidental por parte de España a Marruecos y Mauritania a pesar de la disconformidad de las NNUU y la incompatibilidad con lo establecido en la legalidad internacional.
Estaba previsto que España arriase su última bandera en el Sáhara el 28 de febrero de 1976, pero los dirigentes polisarios decidieron no dar opción a sus adversarios, aprovechar el vacío jurídico que significaba la salida de la metrópoli y adelantarse así a las intenciones de Marruecos y Mauritania. De esta forma, en la noche del 27 de febrero, tan sólo unas horas antes del acto oficial en el cual se arriaría la última bandera española en el Sáhara Occidental, el Consejo Nacional Provisional Saharaui proclamó, en el pequeño poblado de Bir Lehlú, la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Esa misma noche, también se designó, como primer presidente de la RASD, a El Uali Mustafá Sayed, Luali, cofundador del Frente Polisario y en aquel entonces también su secretario general.
A partir de ese momento, la OUA se encontró en la tesitura de reconocer o no a la RASD como país independiente. Su reconocimiento no sólo conllevaría que el nuevo Estado se convirtiera en un nuevo miembro de pleno derecho de la organización, sino que además se vería cumplido, en el territorio del Sáhara Occidental, uno de los objetivos fundamentales por el que fue creada: erradicar de África el colonialismo y reconocer el derecho de autodeterminación de todos sus pueblos.
Pero con lo que no contaba la OUA era la amenaza por parte de Marruecos y Mauritania de retirarse de la organización si esta reconocía a la RASD y al Frente Polisario como representante legítimo del pueblo saharaui y emplazó a su Consejo Ministerial para que evaluase el posicionamiento que la organización africana debería tomar al respecto. Finalmente, la OUA decidió dejar la libre decisión a los países miembros para ejercer o no dicho reconocimiento.
El Frente Polisario, por su parte, desencadenó una lucha de resistencia a través de esta República saharaui en todos los frentes, incluso en el diplomático, llegando esta a ser miembro de pleno derecho de la Organización de la Unidad Africana (OUA), devenida después a Unión Africana (UA). Precisamente por esta pertenencia de la RASD a la OUA, Marruecos cumplió su amenaza y acabó abandonando a la organización en 1985, constituyendo, durante 33 años, el único país de África que no fue miembro de la UA. En 2017, Marruecos decidió su reincorporación a la UA para poder, entre otros motivos, ejercer presión en contra de la RASD desde dentro mismo de la organización ya que, desde fuera, le había estado imposible imponer sus tesis sobre la marroquinidad del Sáhara al conjunto de los países africanos en las tres largas décadas de autoexclusión.
A nivel global y, más concretamente, en el ámbito de las Naciones Unidas (NNUU), son 84 los países que han llegado a reconocer a la RASD, siendo en su inmensa mayoría Estados africanos y latinoamericanos. Y aunque sí es verdad que alguno de estos países ha dejado de existir como tal, como es el caso de Yugoslavia, y algunos otros han cancelado o mantienen congeladas las relaciones con la República saharaui, también es cierto que no hay ni un solo Estado en el mundo que reconozca el Sáhara Occidental como parte integrante de Marruecos ni que reconozca tampoco la legalidad de su ocupación sobre el territorio.
Actualmente, y lejos de afligirse ante los constantes embates del poderoso lobby marroquí, el Frente Polisario continúa con su labor diplomática en la ONU y en el resto de instancias internacionales y, poco a poco, cada vez son más los países que van reconociendo a la RASD como Estado soberano. De esta manera, quizá el pueblo saharaui logre ver un día reconocida su República por el resto países de una manera general y normalizada, una aspiración que empezó a ser una realidad en Bir Lehlú aquel primer 27 de febrero.
(*) Foto de cabecera: la asamblea de la OUA / fuente: web de la Unión Africana.