Mohamed Abdelaziz, recordando al histórico presidente

El pasado 31 de mayo, nos dejó para siempre Mohamed Abdelaziz, presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y secretario general del Frente Polisario desde 1976. Después de todo este tiempo, inunda una sensación extraña entre los saharauis, pero se saben dispuestos a continuar la lucha y abordar la elección del sustituto del que ha sido su líder durante estos 40 años. Para ello, y tras los 40 días decretados de luto nacional, el Frente Polisario celebra un congreso extraordinario este mismo fin de semana.

De ahora en adelante, la nave hacia la libertad ya no la comandará el presidente Abdelaziz, quien consiguió, con encomiable éxito, trasladar la lucha de los campos de batalla a los pasillos y despachos de las instancias internacionales.

De personalidad afable pero asertiva, siempre se mostró cercano y dispuesto a ofrecerse si era preciso. Así ha sido las veces que llegué a tratarle, y así fue también durante la entrevista para el documental que realizamos con Al-Haima hace ahora algunos años.

He aquí un extracto del interesante encuentro que aconteció aquel día.

La entrevista tuvo lugar en una sala en las dependencias de su Gobierno en el exilio, en Rabuni, en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia). Durante la larga conversación que mantuvimos con el Presidente, repasamos la historia del conflicto y los aspectos más relevantes a los que está sometida la realidad del pueblo saharaui.

Para Abdelaziz, las aspiraciones a la libertad del pueblo saharaui debían haberse materializado con la misma inercia con la que se estaba desplegando la liberación de los pueblos por todo el continente africano a su salida del colonialismo. El Sahara Occidental no era menos y por eso estaba llamado también a librase del yugo colonial.

El Sahara siempre había sido independiente”. Las primeras palabras de Abdelaziz sonaban contundentes, pero en seguida pasó a reconocer que, durante el proceso de descolonización, el pueblo saharaui no contaba con que países de su entorno, como Marruecos, le disputarían, frente a España, la soberanía del territorio. Por eso, el Presidente precisó un poco más y quiso dejar claro que el Sahara Occidental nunca estuvo bajo soberanía marroquí ni de cualquier otro país vecino.

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El presidente de la RASD, Mohamed Abdelaziz, en un momento de la entrevista para el documental “Saharauis, entre la ocupación y el exilio”.

El Sahara Occidental fue colonizado por España en los cien años anteriores a esta disputa con Marruecos. Pero no es hasta 1970 cuando estalló un movimiento nacionalista de carácter moderado cuyo líder, el posteriormente desaparacido Basiri, lideró las manifestaciones pacíficas del 17 de junio en las cuales se reclamaba el derecho a la autodeterminación para para el pueblo saharaui. España, lejos de liderar una descolonización ejemplar y tutelar un nuevo Estado en el Magreb, reprimió con dureza este movimiento pacífico, el Movimiento de Vanguardia para la Liberación del Sahara, y persiguió a sus miembros.

– Entonces los saharauis llegaron a la conclusión de que las reclamaciones pacíficas por sí solas no eran suficientes y que era necesario iniciar la lucha armada. Y después de tres años preparándonos, el 10 de mayo de 1973 nace el Frente Polisario, que asumió la lucha armada como medio y elaboró un programa claro no solamente para la resistencia, sino también para la creación del Estado de la República Árabe Saharaui Democrática. Aquí empezó la lucha por parte del Frente Polisario, y continúa. 

Los llamamientos del pueblo saharaui a la comunidad internacional por el derecho a la autodeterminación clamaban por la celebración de un referéndum auspiciado por las Naciones Unidas (NNUU). Por aquel entonces, Marruecos ya había reclamado su soberanía sobre el Sahara Occidental y arrastró a Mauritania a hacer lo propio con la zona sur del territorio. El asunto del Sahara Occidental entró de pleno en las agendas internacionales y, a finales de 1974, la ONU aprueba una resolución para solicitar un dictamen al Tribunal Internacional de Justicia acerca de la cuestión del Sahara desde el punto de vista legal. Con ese fin, en mayo de 1975, las NNUU enviaron una comisión a lo que en aquel entonces era aún el Sahara Español con el objeto de escuchar a la población saharaui y comprobar si el Polisario recavaba todo su apoyo.

– España recibió una comisión de las NNUU, pero también la recibimos nosotros y los demás países de la región. Había una propuesta en el horizonte: que las NNUU organizaran, conjuntamente con España y el Frente Polisario, un referéndum de autoderminación para el pueblo saharaui. Para tal fin, se reunieron España y el Frente Polisario, se negoció la liberación de presos entre ambas partes y se trabajó en una misma dirección para organizar ese referéndum. Creo que España iba en serio. Creo que realmente su intención era su retirada del Sahara de acuerdo con las resoluciones de las NNUU y respetando el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación según las pautas establecidas por la propia ONU. 

– Y la Corte Internacional de Justicia rechazó los argumentos expuestos por Marruecos y Mauritania respecto a sus reivindicaciones sobre el Sahara Occidental.

 – Efectivamente, se llegó a la conclusión que conocemos actualmente: que no existe ni ha existido a lo largo de la Historia ninguna soberanía ni marroquí ni mauritana sobre el territorio del Sahara Occidental y que no existe ningún impedimento para que el conflicto pueda ser resuelto respetando el principio de autodeterminación del pueblo saharaui a través de un referéndum libre y democrático.

– Pero ese referéndum nunca llegó a celebrarse.

– Sorprendentemente, empezaron las negociaciones secretas entre España, Marruecos y la Mauritania de Mojtar uld Daddah. España optó por cambiar su posicionamiento respecto al conflicto y, con la firma los Acuerdos de Madrid, en noviembre de 1975, aceptó involucrarse en una operación ilegal y oscurantista con los ladrones que robaron los derechos del pueblo saharaui. Aquello constituyó un error y un crimen que el pueblo saharaui y toda la región están ahora pagando el precio. Y seguirán haciéndolo hasta que las aguas vuelvan a su cauce y el derecho vuelva a quien le pertenece. Mientras tanto, España quedará totalmente responsable de lo que pasó y de lo que está pasando hasta que se resuelva este conflicto de descolonización a través de un referéndum de autodeterminación.

En ausencia el cumplimiento de las resoluciones de las NNUU, el Gobierno español no tenía el derecho de entregar la Administración del territorio a ninguna otra parte que no fuera directamente al pueblo saharaui o, si no, a la propia ONU. Y por lo tanto, aunque España se retiró del territorio y se procedió a la posterior invasión del mismo por parte de Marruecos y Mauritania, “el Acuerdo de Madrid no transfirió la soberanía sobre el territorio del Sahara Occidental ni confirió a ninguno de los signatarios la condición de potencia administradora, condición que España, por sí sola, no podía haber transferido unilateralmente”, tal y como dictaminó Hans Corell, ex asesor de las Naciones Unidas, en 2002.

– Con la firma de este tratado, se repartió el territorio del Sahara Occidental y se sometió a su población. Para ello, se organizó la Marcha Verde, que no fue otra cosa que una operación militar, una invasión armada camuflada en un acto teatral y folklórico con civiles marroquíes portando banderas y libros del Corán. El pueblo saharaui rechazó de plano esta situación y, de acuerdo con las resoluciones de las Naciones Unidas, en particular las que legalizan la lucha armada para la descolonización, emprendió la resistencia para defender sus derechos contra los nuevos  invasores, que esta vez no eran europeos que venían de lejos, más allá del mar, sino que eran sus propios vecinos del continente africano. Y esta lucha continuará hasta que el pueblo saharaui recupere su libertad.

– ¿Qué representó aquella invasión para la población saharaui?

– La respuesta a la invasión de Marruecos por en norte y la de Mauritania por el sur fue unánime para todo el pueblo saharaui. Era, en realidad, como un despertar de la conciencia nacional saharaui que, en aquel momento, constituyó el comienzo de la verdadera lucha que, todavía hoy en día, sigue en su forma más contemporánea.

A finales de aquel octubre de 1975, el ejército español recibía las órdenes de dejar pasar a los ejércitos invasores de Marruecos y Mauritania, que entraron a sangre y fuego en territorio saharaui protagonizando una verdadera masacre sobre la población saharaui. El presidente Abdelaziz nos relató su recuerdo:

– Recuerdo que el rey de Marruecos, en el discurso que dio en Marrakech pidiendo el inicio de la Marcha Verde, se dirigió a los participantes diciéndoles: “id, y si os enfrentáis a las fuerzas españolas, compartid con ellos el agua y el pan. Pero si os enfrentáis a otros que no sean éstos, no os preocupéis, que están con vosotros los cascos verdes, las fuerzas armadas reales”. Y así fue. Pero es que antes del inicio de lo que se llamó la Marcha Verde, el 6 de noviembre de 1975, las fuerzas armadas ya habían entrado en el territorio saharaui una semana antes, concretamente el 31 de octubre. La Marcha Verde, pues, no era más que una propaganda para mostrar al mundo que estaba formada simplemente por civiles portando banderas y libros del Corán, cuando, en realidad, la verdadera invasión fue la de las fuerzas armadas, que ya llevaban días invadiendo el territorio haciendo uso de sus aviones y todo el armamento necesario para la destrucción total. Esa era la realidad.

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Mural del pintor ya fallecido Fadili Yeslem, en el Museo Militar de Rabuni, donde aparecen los retratos de Mohamed Abdelaziz (izquierda), Luali (centro) y Basiri (derecha). / Foto: @lluisrodricap

Preguntado por el papel de España en el conflicto, Abdelaziz se mostró prudente con sus opiniones y la crítica no fue más allá del deseo de más compromiso y responsabilidad de la que han tenido hasta ahora los distintos Gobiernos españoles. Aunque, en el momento de la entrevista, fuera José Luis Rodríguez Zapatero el presidente del Gobierno en España, nos interesó la opinión que tenía del otro presidente socialista, Felipe González. Pero Abdelaziz no quiso entrar a analizar ni juzgar sus posicionamientos ni la evolución de este personaje desde aquel discurso de 1976 en Tinduf. «Son preguntas que se le pueden plantear directamente al señor Felipe González y que puede responder él mismo; yo no quisiera entrar en esos detalles», nos contestó el Presidente.

– Al firmar el Plan de Paz que condujo al alto el fuego de 1991, ¿imaginó el Frente Polisario que, pasados tantos años desde entonces, el resultado de las negociaciones estuviera tan lejos de alcanzarse?

– La cuestión de las negociaciones como medio para resolver los problemas es algo que ha tenido el Frente Polisario desde el inicio. Lo hicimos con España en tiempos de la colonia; con Mauritania incluso antes de 1979, cuando firmamos los acuerdos de paz en Argelia; y hemos estado negociando con Marruecos desde los años ’70.  Por lo tanto, las negociaciones son un principio del Frente Polisario, un medio más para resolver los conflictos. Pero el Frente Polisario y el pueblo saharaui se sienten engañados por la comunidad internacional en general.

– ¿Qué papel ha jugado la ONU a lo largo del conflicto?

– A pesar de las críticas, valoramos positivamente los esfuerzos que hasta ahora han ejercido las Naciones Unidas. En primer lugar, por el mantenimiento de la paz desde el alto el fuego de 1991 hasta nuestros días. En segundo lugar, por conseguir censar a todos los votantes de forma completa y precisa para un referéndum con vistas a organizarse. Y en tercer lugar, y no menos importante, por la creación de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental, la MINURSO, cuyo principal objetivo es la organización del referéndum, pero que, como misión de paz que es, también tiene como propósito mantener separadas las fuerzas armadas marroquíes y saharauis dentro del territorio saharaui. El hecho de que el Consejo de Seguridad tenga un programa definido y estudie de forma constante la cuestión del Sahara Occidental reafirma claramente la naturalidad internacional de la cuestión saharaui y pone de manifiesto que el Sahara no es marroquí y de que las partes en conflicto son dos: el Frente Polisario y el Reino de Marruecos. Todo esto, en su conjunto, es un resultado positivo.

– ¿Y cuáles serían las principales críticas que, según su opinión, le merecen las NNUU?

 – Por supuesto que existen deficiencias importantes y muy claras, de las cuales destaco un par de ellas. La primera es que la ONU nos dio la palabra, en aquellas negociaciones de paz de 1991, de que, en ocho meses, iba a organizar un referéndum de autodeterminación. Partiendo de esa promesa, nosotros aceptamos sin ninguna condición el alto el fuego, y la realidad es que, desde entonces, seguimos esperando sin que se haya podido organizar ese referéndum. Se conoce bien quién lo está obstaculizando constantemente, y las NNUU deberían hacer algo al respecto. Pero no lo están haciendo y esto nos decepciona. La segunda deficiencia que encontramos es que existe una parte de la población saharaui que vive en los territorios ocupados, donde hay contingentes de la misión de las NNUU, que está siendo fuertemente reprimida por las autoridades de ocupación marroquíes sin que la MINURSO haga nada al respecto. La MINURSO debería incluir, dentro de su misión, la protección de los derechos humanos de esta población hasta la celebración del referéndum de autodeterminación, y no permitir que el régimen marroquí reprima a estos compatriotas. En este sentido, desearíamos que la ONU fuera más firme y contundente de lo que es actualmente. 

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Mohamed Abdelaziz (izquierda) con Pierre Galan (derecha), presidente de la EUCOCO, en la sesión inaugural de la EUCOCO 2015. / Foto: @lluisrodricap

– Visto lo ocurrido desde el Plan de Paz de 1991, ¿ha servido de algo el cese de las hostilidades?

– Es difícil para alguien juzgar el alto el fuego. Por un lado, hemos podido evitar pérdidas humanas, y eso es muy importante. La guerra significa muerte. Pero en realidad, no hemos avanzado en lo que se refiere al alivio o cese de los padecimientos de la población saharaui tras la invasión marroquí de 1975. Y estos sufrimientos siguen hasta hoy en día.

 – Usted llegó a afirmar que la muerte de Hassan II fue una gran pérdida para la causa de la paz en el Sahara. ¿Qué le llevó a hacer esta afirmación?

– Desgraciadamente, con la subida al trono de Mohamed VI, ha habido un retroceso con respecto a los avances conseguidos por las NNUU en la época de Hassan II a pesar de sus intentos de obstaculizar el proceso y sus constantes maniobras dilatorias. Desde mi punto de vista, Hassan II tenía una gran capacidad intelectual, experiencia y control para el manejo de los conflictos, y llegó a la conclusión de que tenía que encontrar una solución a éste que él mismo había creado. En ese sentido, empezó a dar pasos en esta dirección con el fin de encontrar una salida a este problema y buscarle una solución, ya sea con la integración del Sahara a Marruecos o su independencia. Pero su propósito era resolver este conflicto.

– ¿Existe, entonces, mayor dificultad actualmente para la resolución del conflicto?

– Tras la muerte de Hassan II, la nueva autoridad marroquí, desgraciadamente, retrocedió en este propósito e incluso renunció al principio de referéndum. Mohamed VI continuó con la política intransigente que probablemente ya abandonó Hassan II a finales de los años ’80, cuando optó por aceptar la vía del referéndum de autodeterminación. Esta posición inmovilista adoptada por Mohamed VI complica no sólo la situación en Marruecos, sino también su relación con los saharauis y las existentes dentro del Gran Magreb Árabe, sin que todo ello reporte ningún resultado que favorezca al Gobierno marroquí.

– ¿Confía que Rabat acepte algún día la celebración del referéndum?

–  Tenemos la plena confianza de que el final de este recorrido será la organización de un referéndum claro, transparente y democrático para la autodeterminación del pueblo saharaui, ya sea con el Gobierno actual o con otro, porque no existen cien mil soluciones y es imprescindible la descolonización del Sahara Occidental. La descolonización se completará solamente con el referéndum de autodeterminación, como así sucedió también en Timor Occidental o en Argelia, por ejemplo. Puede que esto se alargue en el tiempo, y puede también que se nos pida más sacrificios; pero, al final, el problema terminará así, de eso nosotros estamos seguros. 

– Ante cierto estancamiento del conflicto, muchos saharauis, tanto refugiados de los campamentos de Tinduf como población de los territorios ocupados, se muestran partidarios de la vuelta a las armas. Desde el Frente Polisario, también se menciona, en ocasiones, esta posibilidad. ¿Por qué? ¿Creen que es la única salida que les queda?

 – Queda como una opción presente a tener en cuenta. Deseamos no necesitarla. Deseamos resolver el conflicto a través de un referéndum de autodeterminación sin necesidad de volver a la guerra con Marruecos. Este es nuestro deseo. Pero también es cierto que la paciencia de los saharauis tiene un límite y, de momento, los saharauis en los territorios ocupados continúan manifestándose pacíficamente mientras acaban siendo torturados y algunos engrosando la lista de presos políticos en las cárceles marroquíes. Incluso ya han dado también mártires la causa. 

– ¿Es la resistencia de las nuevas generaciones que han nacido bajo la ocupación marroquí un nuevo relevo en la lucha por la liberación?

– Con su resistencia pacífica, la población civil saharaui ha expuesto la autoridad marroquí ante de la opinión pública internacional. Están ejerciendo una verdadera presión al régimen marroquí y los saharauis están dispuestos a continuar por este camino. Muchos países del mundo están cansados de las maniobras de Marruecos en el conflicto y su constante violación de los derechos humanos y de la legalidad internacional. Por el contrario, cada vez son más los Estados que van reconociendo a la RASD y su justa causa. Ahora bien, si esto basta para que Marruecos reflexione y deje que las NNUU organice el referéndum, estupendo. Pero si no es suficiente, nosotros tenemos el legítimo derecho, según las resoluciones de las NNUU, de defender lo nuestro. Y nuestro pueblo esta dispuesto a volver a la lucha armada, y volveremos.

Presidente, que la tierra le sea leve. La lucha continúa.

(*) Foto de cabecera: Mohamed Abdelaziz. Detalle del mural del pintor Fadili Yeslem, en el Museo Militar de Rabuni / Foto: @lluisrodricap

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