Este fin de semana pasado, se presentó en Gósol, en plena Serra del Cadí, Refugiados permanentes. Los dilemas del pueblo saharaui. La presentación estuvo a cargo del propio autor, Pedro Hernández Carrión, quien pudo exponer, ante los asistentes, su propia perspectiva sobre el conflicto, así como algunas de sus conclusiones al respecto.
También intervinieron Mah Iahdih, subdelegado del Frente Polisario en Catalunya, y Núria Salamé, presidenta de la Federació d’Associacions Catalanes Amigues del Poble Sahrauí.
A los pies del Pedraforca, daba comienzo el acto en la pequeña localidad bergadana. Llevaba todo el día amenazando tormenta, pero finalmente la jornada aguantó y las oscuras nubes no acabaron descargando, para complacencia de todos los allí presentes. Sí que refrescaba un poco, pero pronto entraríamos en calor en el fragor del debate en la sala de actos del ayuntamiento, donde finalmente se presentó el libro.
Mah, de la delegación del Polisario en Catalunya, fue el encargado de abrir la mesa y explicar la situación en la que se encuentra actualmente el conflicto saharaui. Al inicio de su intervención, se lamentaba que son muchas las veces que, cuando es invitado en diferentes espacios para hablar del Sahara Occidental, necesita hacer, ante algunos públicos, una exposición básica sobre el conflicto y sobre quiénes son los saharauis, dando cuenta del gran desconocimiento que existe de ellos entre la población española aun habiendo sido, españoles y saharauis, conciudadanos no hace mucho tiempo.
Para explicar este fenómeno que debería hacer enrojecer de vergüenza a la sociedad española en general, Mah habla de tres calificativos para el conflicto saharaui: es un conflicto olvidado, silenciado y desconocido.
Olvidado, porque pocos son aquellos que se acuerdan de aquella provincia número 53 del Estado español. Éste entregó el territorio del Sahara Occidental, en 1975, a Marruecos y Mauritania abandonando a su suerte a los saharauis, que en aquel entonces tenían la ciudadanía española. Y del resto de ciudadanos españoles, los de la península y Las Canarias, ¿quiénes y cuántos se acuerdan ahora de aquellos conciudadanos suyos que vivían en el desierto (y a quienes expoliaban sus recursos)? La respuesta es que aquellos nómadas del desierto están olvidados por la población y la clase política de la que fue un día su metrópoli.
El otro calificativo utilizado por Mah para describir el conflicto saharaui en España es el de desconocido. Comentó lo sorprendido que está por el desconocimiento de lo saharaui incluso a partir de cierto nivel cultural, de personalidades supuestamente muy formadas, y puso como ejemplo la vicerrectora de una universidad que, en un acto sobre el Sahara Occidental, no sabía apenas nada sobre el conflicto ni sobre los saharauis. Una vicerrectora de universidad…
Pero ese es el nivel en este país, que nos hace saltar al tercer calificativo: silenciado. Y es que este desconocimiento no es porque sí. Los medios de comunicación generalistas, que forman parte de grandes grupos de comunicación – y que, por tanto, responden a una serie de intereses muy concretos –, tratan el conflicto lo menos posible.
Según Mah, esto se explica por dos motivos. El primero es por el remordimiento que despierta en España el haber hecho una nula descolonización de lo que una vez fue el Sahara español y una completa dejación de responsabilidades durante las cuatro décadas que han venido después, pues España sigue siendo la potencia administradora del territorio, según dictaminó el ex asesor jurídico de NNUU, Hans Corell, en 2002. Este remordimiento causa un sentimiento de vergüenza nacional del que se prefiere no hablar.
El segundo motivo de la censura autoimpuesta en España con respecto al conflicto saharaui es el de no querer molestar al vecino del sur, es decir, Marruecos, quien vive del chantaje, ya no sólo a España, sino también a la Unión Europea (UE), en temas tan sensibles como el tráfico de drogas, la inmigración, la colaboración contra el terrorismo islamista y las relaciones comerciales. (Más adelante, en su intervención, Nuria Salamé apuntaría un asunto más que el reino alauita utiliza ocasionalemente en este sentido: la reivindicación de Ceuta y Melilla por parte de Marruecos).
Frente a estos retos sobre los cuales el Gobierno español debería mostrar un posicionamiento firme, el proceder de la política española es, según Mah, nefasto, ya que “con los sucesivos gobiernos españoles, lo que ha hecho siempre España con respecto al Sahara es callarse y esperar a que venga solo el siguiente paso”, siempre impuesto desde el exterior. España no está a la altura de la responsabilidad que tiene como ex potencia colonial del territorio – y actual potencia administradora, como ya hemos apuntado que es.
– Hemos tenido la mala pata de estar colonizados por España – continuó el delegado, medio en broma –, porque si uno hace un recorrido por los mapas, puede observar como los ingleses, allí donde han estado como colonizadores, han dejado algo. Habrán expoliado y hecho las mil y una fechorías, pero han dejado algo. Los franceses, lo mismo: habrán chupado de sus colonias y siguen haciéndolo después, pero también han dejado alguna cosa. En cambio, España, ¿qué ha dejado en el Sahara Occidental? ¿Un par de cuarteles? ¿Un par de iglesias, tres institutos, un hospital y una persona con formación universitaria? ¿Eso en 100 años de colonialismo?
No ha habido una mala descolonización, sino una nula descolonización. Es decir, no ha habido aún descolonización en el territorio. El conflicto saharaui es una cuestión de descolonización inconclusa y el Sahara Occidental aún consta como “territorio no autónomo” dentro del listado de Naciones Unidas (NNUU). Eso significa que, según la ONU, la soberanía del Sahara Occidental está aún por determinar. Lo que no se entiende es que aún no esté determinada cuando resoluciones de la propia institución y de otros organismos internacionales lo dejan muy claro y, además, avalan las tesis saharauis.
Como ejemplo más significativo, el delegado saharaui citó a la sentencia del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, que, ya en 1975, llegó a la conclusión de que no quedaba demostrada “la existencia de ningún vínculo de soberanía territorial entre el territorio del Sáhara Occidental, por una parte, y el Reino de Marruecos o el complejo mauritano, por la otra».
Según el derecho internacional, poco hay que discutir del conflicto saharaui. Sólo hay que aplicar la legalidad establecida en el marco de las NNUU. Tan sólo eso.
– Algún día, se impondrá la justicia. Algún día, los saharauis tendrán que disponer de su futuro por ellos mismos – auguró Mah, recordando que ya se estuvo cerca en 1991, cuando el cese de las hostilidades entre Marruecos y el Frente Polisario y la promesa nunca cumplida por parte de la ONU sobre un referéndum para los saharauis.
Mah entró comentar también las impresiones que el pueblo saharaui tiene sobre el nuevo enviado de la ONU para el Sáhara Occidental, Horst Köhler, el que fuera presidente de Alemania entre 2004 y 2010. Köhler ha conseguido impulsar una ronda de «conversaciones directas» entre Marruecos y el Frente Polisario en Berlín, unas conversaciones que no se celebran desde las rondas de Manhasset, en la periferia de Nueva York, en 2008.
Estas conversaciones cuentan con el apoyo total del Polisario, pero, como siempre ocurre, Marruecos es reticente a ellas y pondrá todo tipo de obstáculos para que no se desarrollen con normalidad y no sean satisfactorias para una resolución del conflicto sobre la base del respeto al derecho internacional.
– Aunque haya un nuevo enviado especial de la ONU para el Sahara Occidental y que se hable mucho de sus intenciones para resolver el conflicto, los saharauis no podemos albergar muchas esperanzas porque ya son demasiadas decepciones en estos 40 años. Pero se puede decir que ésta es una nueva oportunidad porque observamos que las principales potencias y algunos de los países más influyentes parecen dispuestos a querer solucionar de una vez por todas el problema de la cuestión saharaui – concluyó.
A Mah, le siguió Núria Salamé, que se encargó más de explicar a los asistentes el tipo de proyectos en los que está colaborando la Federació ACAPS y las asociaciones catalanas de solidaridad con el pueblo saharaui, tanto en los campamentos de refugiados como, en la medida de lo posible, en la zona ocupada.
Núria enumero algunos de estos proyectos, como el de las tarbías (guarderías), las caravanas solidarias, los cambios de tipo de depósitos de agua o el de las cooperativas de ovejas, un interesante proyecto coordinado sobre el terreno con ASAVIM, que realiza un extraordinario trabajo con población víctima de minas. Y es que entre 7 y 10 millones de minas siguen sembradas en un país de nómadas, con todo lo que esto significa…
Podéis consultar el proyecto de cooperativas de ovejas en los dos artículos siguientes:
– Cooperativas de ovejas para las víctimas de minas en el Sahara Occidental
– Cooperativas de ovejas, una iniciativa de éxito para saharauis víctimas de minas
Durante su intervención, Núria quiso destacar también la colaboración existente con las mujeres saharauis y, más concretamente, con la Unión Nacional de Mujeres Saharauis (UNMS) en el desarrollo de proyectos, reconociéndoles también, a todas ellas, su relevante papel en la constitución de los campamentos de refugiados en los primeros años del exilio y la organización de la sociedad saharaui mientras los hombres luchaban en el frente de guerra. En aquellos difíciles momentos, la tenacidad de las mujeres saharauis las llevó, por ejemplo, a decidir que los niños no se quedarían sin escuela, y hubo escuelas en aquellos incipientes campamentos; que había que organizar una sanidad para todos los refugiados, y hubo un sistema de sanidad para todos los refugiados; que había que gestionar las ayudas que se recibían, y se trabajó codo con codo con ACNUR y el resto de organizaciones internacionales que ofrecían su apoyo; etc. Y esa tenacidad en las mujeres saharauis perdura a día de hoy y es con la que se trabaja en muchos de los proyectos desarrollados en los campamentos.
En la zona ocupada, que Núria describe como una gran cárcel al aire libre, la dificultad para desarrollar proyectos es extrema, y los que se consiguen impulsar nunca están financiados por una administración pública, pues las organizaciones destinatarias siempre son clandestinas.
La presidenta de ACAPS también quiso recuperar el debate de la guerra, presente también en el libro ‘Refugiados permanentes’. Para ella, el clamor de la guerra por parte de muchos saharauis es un tema que nos debería hacer reflexionar a todos. La población saharaui, tanto la refugiada como la que sufre la represión marroquí en el Sahara ocupado, se siente muy abandonada por la comunidad internacional en general, especialmente por la ONU, y este desánimo lleva a la convicción, por parte de muchos saharauis, de que no hay otra opción que la vía armada. No obstante, desde hace algunos años existe un movimiento por la no violencia que trabaja tanto en la zona ocupada como en los campamentos de refugiados. Y la Federació ACAPS colabora para potenciar esta opción como salida al conflicto.
Cada vez se hacen oír más las entidades que, como NOVA, defienden la no violencia como estrategia frente a Marruecos. También se ha adherido Equip Media, el grupo de periodistas que, desde la clandestinidad y jugándose literalmente la vida en la zona ocupada, envían al exterior imágenes que consiguen captar de la brutal represión de las autoridades marroquíes sobre la población civil saharaui.
Estas imágenes de Equip Media logran salir sobre todo en prensa alternativa, pues, como se ha dicho antes, la prensa generalista omite cualquier cuestión relacionada con el Sahara Occidental.
En Barcelona, la Federació ACAPS participó en la organización de unas sesiones de formación en la no violencia para activistas de varios países y, entre ellos, también pudieron estar presentes jóvenes de estas entidades saharauis. También hubo formación en comunicación audiovisual para los periodistas de Equip Media.
En aquellas sesiones en la ciudad condal, se acordó un encuentro en los campamentos de refugiados de Tinduf entre saharauis de ambos lados del muro donde se trabajase sobre la base de la no violencia. De esta manera, y coincidiendo con el 27 de febrero de este 2018 en los campamentos, tuvo lugar la Conferencia Internacional para la resistencia civil Sahara Rise (Sahara en Pie), en la que se acordó impulsar una estrategia de resistencia civil basada en la defensa de los recursos naturales saharauis y la soberanía del pueblo saharaui sobre su territorio con la finalidad de contribuir al fin de la ocupación marroquí y materializar el derecho de autodeterminación del Sáhara Occidental.
Para más información de lo que aconteció aquellos días de congreso, podéis consultar el artículo La Conferencia Internacional por la resistencia civil Sahara Rise
Los saharauis tienen mucha base legal ganada en este ámbito y debería ser muy fácil recabar importantes batallas jurídicas y diplomáticas ante quienes expolian sus recursos. Pero Marruecos cuenta con poderosos aliados, como la Unión Europea y la gran beneficiada España, que anteponen sus intereses mercantiles a la legalidad internacional. Lo denunciaba hace tan sólo unos días la parlamentaria Paloma López, eurodiputada de Izquierda Unida (IU), en la Comisión INTA (comercio Internacional) de la UE, que, además, se preguntaba por qué se llega un acuerdo con Marruecos, que es la potencia ocupante del Sahara Occidental, y no directamente con España, que es la potencia administradora legal del territorio. He aquí el vídeo de su intervención:
Núria explica que colaborar en este tipo de denuncias es otra de las funciones en las que está siempre trabajando la Federació ACAPS, así como en las acciones y campañas que se organizan en torno a ellas. También la propia difusión y explicación del conflicto, como se estaba haciendo esa misma tarde en Gósol.
Por último, le llegó la hora al autor del libro, Pedro Hernández Carrión, quien empezó explicando las motivaciones que le llevaron a escribir Refugiados permanentes. Los dilemas del pueblo saharaui. Desde un punto de vista personal, habla de una limpieza de conciencia, el poder aportar un pequeño gesto a la lucha contra el olvido que sufre el pueblo saharaui y sembrar un análisis crítico que contribuya a encontrar respuestas al conflicto.
– Yo hice la mili en el Sahara, y tengo compañeros y amigos que también estuvieron allí haciéndola. Y cuando alguna vez les digo que he estado por los campamentos, me preguntan: “¿Y cómo está el tema del Sahara?” Y son gente formada e incluso universitaria – comenta Pedro Hernández ligándolo con lo que comentaba antes Mah –. Si para ellos, que lo han vivido, el Sahara ya es un tema muy raro y lejano, imagínate cómo debe ser ese desconocimiento entre la juventud de ahora…
Con esta reflexión, Pedro cree necesarias algunas intenciones con las que vertebrar su libro. No difieren mucho de las motivaciones comentadas anteriormente, pero se resumirían en estos tres puntos:
- Actualizar la injusticia del conflicto, en el sentido de que es un conflicto que no se han buscado los saharauis, sino que les ha sobrevenido
- Divulgar las dimensiones histórica y social del conflicto en nuestro contexto
- Promover las visiones críticas entre los saharauis
En cuanto a los contenidos, en el libro podemos encontrar explicaciones básicas del conflicto saharaui, diferentes reflexiones sobre las posibles derivas de la situación actual, formulación de algunos dilemas actuales de la sociedad saharaui y opiniones diversas (propias y ajenas) sobre diferentes aspectos de la realidad saharaui.
La lectura se estructura en diferentes apartados agrupados en tres grandes partes secuenciadas de forma cronológica:
- El pasado, donde se explica la relación de los actores determinantes del conflicto y de su proceso evolutivo
- El presente, con la descripción de la situación actual del pueblo saharaui y de los dilemas que éste tiene planteados
- Y perspectivas de futuro, con comentario de las opciones más significativas de que disponen los saharauis para superar el estancamiento actual
De esta manera, el autor plantea diversos dilemas que, según él, tensionan al pueblo saharaui. Estos son los siguientes:
Referéndum – Guerra
Socialismo solidario – Consumismo individualista
radición – Modernidad
Control ideológico – Dispersión ideológica y cultural
Islamismo moderado – Islamismo radical
Entre estos dilemas, fue interesante la exposición de la dicotomía Socialismo solidario – consumismo individualista. Para el autor, el socialismo solidario ha sido la auténtica fuerza de los campamentos que ha permitido que perduren durante más de 42 años, y que lo sigan haciendo ahora.
– Pero esto está cambiando – advierte Pedro –, ya que la gente cuenta más el dinero, como hacemos el resto de sociedades. Y eso tensiona la sociedad saharaui llegándose a configurar, por tanto, las diferencias sociales, un fin muy alejado de lo que pretendían ser los primeros campamentos, al inicio del exilio.
Todas estas reflexiones se plasman en el libro y desembocan en una serie de conclusiones que podríamos resumir de la siguiente manera:
- El conflicto saharaui no fue originado por el pueblo saharaui; él es quien lo padece y lo soporta, pero no hay ni una sola acción suya que incidiera en su precipitación.
- El estancamiento del conflicto deriva de dos factores:
- El desacuerdo entre el Frente Polisario y Marruecos sobre el censo para el referéndum
- La actitud pusilánime y dilatoria de la ONU
- El pueblo saharaui permanece dividido en tres zonas: el Sahara ocupado, los Territorios Liberados y los campamentos de refugiados
- La sociedad saharaui está en plena transición y tiene planteados diversos dilemas o tensiones que debe resolver
- Con el paso del tiempo y la falta de perspectivas para la resolución del conflicto, muchos saharauis están convencidos que la única opción que les queda es la guerra.
- La juventud saharaui está muy tensionada ante la falta de perspectivas vitales
Finalmente, se dio paso a las dudas y preguntas a los ponentes. Y sorprendió una de las primeras intervenciones desde el público, que se preguntaba por la posibilidad de que toda desafección a una solución pactada – y que nunca llega – acabe convirtiéndose en algo más que política y diplomacia. En otras palabras, estaba preguntando directamente si el Frente Polisario se había planteado la posibilidad de utilizar alguna vía más violenta más allá de la guerra, como la que han utilizado – y utilizan – otras organizaciones. Y se interpeló directamente a Mah, como miembro del Polisario. Pero Mah lo dejó bien claro:
– Los saharauis hemos cometido dos pecados capitales – respondió, irónicamente, el subdelegado saharaui –. El mundo no te hace caso si no pones un muerto lleno de sangre encima de la mesa. Y los que no damos la lata, nos quedamos en la cuneta. Tampoco vendemos imágenes de hambrunas y gente peleándose por un pedazo de pan. Pero los saharauis no vamos a cambiar nuestra manera de luchar por la libertad y por nuestra tierra.
Hubo también preguntas sobre la implicación de nuestros gobiernos en un supuesto apoyo al pueblo saharaui. El subdelegado del Frente Polisario no vaciló en cargar contra los diferentes gobiernos que se han ido sucediendo en La Moncloa y, en clave catalana, calificar de pésima la actitud de los políticos catalanes en general (siempre salvando algunas nobles excepciones).
En este orden de cosas, Núria Salamé recordó el vergonzoso comentario que tuvo que escuchar el activista saharaui Hassana Aalia de una de las diputadas del Parlament cuando éste visitó la cámara catalana, en 2015. La reunión tenía por objeto que los diferentes grupos parlamentarios conocieran de la mano de Hassanna su situación personal ante la denegación de asilo por parte del Gobierno español y que le mostraran su solidaridad. Y así fue con la mayoría de ellos, pero Hassanna tuvo que escuchar de la parlamentaria de Convergència i Unió (CiU), Anna Solé, que su grupo no podía apoyar la iniciativa porque “a veces perdemos más de lo que ganamos si lo hacemos” y que, por cuestiones económicas, no harían nada que pusiera en riesgo las relaciones con Marruecos porque es un socio preferente y ejerce mucha presión.
Otra de las intervenciones que despertó más interés desde el público se preguntaba si es imprescindible que los campamentos estén en Tinfuf, en Argelia, o si, por el contrario, pueden llegar a establecerse en los territorios liberados. Mah explicó que ya se están construyendo algunos edificios oficiales, y puso como ejemplo a los edificados ya en Tifariti. Pero llevar allí los campamentos ya resulta más difícil, entre otras cosas porque, si se hace, Marruecos protestaría ante las NNUU alegando que se está modificando el statu quo establecido en los tratados. Pero comentó que, en lo que sí se está trabajando, es en intentar encajar ésta y otras cuestiones dentro de los futuros acuerdos.
Veremos si éstos llegan y son satisfactorios con la nueva ronda de «conversaciones directas» que está impulsando el alemán Köhler entre Marruecos y el Frente Polisario.
Para una entrevista al autor del libro, podéis acceder a la entrada anterior de este blog, que corresponde al artículo Presentación de ‘Refugiados permanentes. Los dilemas del pueblo saharaui’
(*) Imagen de cabecera: detalle del libro ‘Refugiados permanentes. Los dilemas del pueblo saharaui«