50 años del primer intercambio de prisioneros entre España y el Frente Polisario

Este 9 de septiembre, se cumplen 50 años del primer intercambio de prisioneros que hubo entre España y el Frente Polisario, un hecho ocurrido mientras el Sáhara Occidental era aún una colonia española. Se trataba de 13 soldados españoles que fueron liberados a cambio de un grupo de saharauis implicados en un sabotaje a la cinta transportadora de fosfatos de Fos Bucraa.

En aquellos meses, los de finales de 1975 y principios del 1976, el antiguo Sáhara español entró en una vorágine de acontecimientos que cambiarían para siempre el devenir del pueblo saharaui. Este será el primero de una serie de artículos que, a lo largo de los próximos meses, repasarán estos hechos ocurridos ahora hace medio siglo y que fueron tan determinantes para la suerte de los saharauis.

El 10 de septiembre de 1975, el diario La Realidad, el único bilingüe español-árabe que ha existido en el Sáhara Occidental y que se había fundado tan solo unos pocos meses antes por Pablo-Ignacio de Dalmases, abría con el siguiente titular: “LOS TRECE MILITARES ESPAÑOLES EN PODER DEL FRENTE POLISARIO, ¡LIBERADOS!”[1] Se trataba de los militares integrantes de las patrullas Pedro y Domingo, ambas de la Agrupación de Tropas Nómadas, que fueron hechos prisioneros por el Polisario en el mes de mayo anterior.

La Agrupación de Tropas Nómadas fue creada a finales de 1959 como una unidad militar dependiente del Gobierno Militar del Sáhara con las misiones específicas de vigilancia y obtención de información en todo el territorio del Sáhara español, especialmente en las regiones fronterizas, guarnición de los puestos asignados y apoyo en acciones operativas, además de control y protección de la población nómada. Su particularidad era que, siendo unidades mixtas, es decir, integradas tanto por españoles europeos como por nativos, estaban, en su mayoría, compuestas por soldados saharauis, aunque estos solo podían llegar hasta el rango de cabo o sargento — aunque hubo alguna excepción que llegó a teniente — y manteniéndose siempre dentro de la clase de tropa, es decir, sin consideración de suboficiales.

Desde el cuartel que las Tropas Nómadas tenían en Smara, había partido, el 3 de mayo de 1975, la denominada patrulla Pedro con el teniente Lorenzo Vázquez y su adjunto, el teniente Sánchez-Gay Venegas, al mando. El día 9 de ese mes de mayo, los integrantes españoles europeos de la patrulla fueron apresados por el Frente Polisario, mientras que los soldados nativos pasaron a ser efectivos en toda regla del Polisario. Al día siguiente, fue la patrulla Domingo la que salió de uno de los cuarteles de las Tropas Nómadas, concretamente del de Mahbes, para ser apresada al día siguiente por la guerrilla polisaria. Como sus compañeros de la patrulla Pedro, los soldados saharauis de la Domingo pasaron a engrosar las filas de las milicias independentistas. En este segundo acto de toma de prisioneros, hubo que lamentar la muerte del soldado Ángel Moral Moral y otros dos heridos fruto de la pelea por la resistencia que ofrecieron los soldados europeos frente a sus captores.

En total, se contabilizaron, como prisioneros, cuatro oficiales, dos suboficiales y nueve soldados de tropa europeos, mientras que un cabo y 52 soldados de tropa indígenas se pasaron íntegramente al Polisario junto a los vehículos y todo el material y armamento de las dos patrullas. El Frente conduciría al personal europeo hecho prisionero a territorio argelino donde permanecería bajo vigilancia. El 10 de julio serían liberados los dos soldados heridos, pero el resto se mantendrían en cautiverio por unos meses más.

Hay que tomar en consideración que la Asamblea General de Naciones Unidas, en virtud de la Resolución 3292 (XXIX), de 13 de diciembre de 1974, sobre la cuestión del Sáhara español, acuerda, entre otras cuestiones, pedir “al Comité Especial encargado de examinar la situación con respecto a la aplicación de la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales que mantenga en examen la situación en el Territorio, inclusive el envío de una misión visitadora al Territorio, y que informe al respecto a la Asamblea General”. Esta Misión Visitadora de la ONU aterrizaba en el entonces Sáhara español el 12 de mayo de 1975, con lo que las operaciones de secuestro de las dos patrullas de la Agrupación de Tropas Nómadas los días previos fueron una acción de reivindicación ante el mundo por parte del Polisario.

La Misión Visitadora de la ONU, a su paso por Argelia en su viaje por la región, visitó también a los militares españoles mientras estos estaban prisioneros en Tinduf y se entrevistó con ellos. Era un momento en que el Frente Polisario trataba de establecer algún tipo de sintonía con el Gobierno español, pues sospechaba que este se saliera del posicionamiento oficial que proclamaba públicamente, que era el de celebrar un referéndum de autodeterminación para el pueblo saharaui, y acabara finalmente entregando el Sáhara Occidental a Marruecos.

Finalmente, el 9 de septiembre de 1975, los 13 soldados españoles fueron conducidos primero desde Tinduf a la embajada de España en Argel y luego allí fueron liberados.

El artículo principal con el que abría La Realidad el 10 de septiembre comenzaba con el siguiente texto: “Ayer, a las 15,20 horas, llegaron a la zona militar del aeropuerto de Barajas los dos aviones Mystère en los que viajaban los prisioneros españoles liberados por el Frente Polisario. Poco después de su llegada, salieron con destino al hospital militar Gómez Ulla en dos furgonetas pertenecientes al Ejército de Tierra.” En ese mismo hospital militar, los visitó y saludó uno a uno el entonces príncipe de España Juan Carlos.

Parte superior de la portada de La Realidad del 10 de septiembre de 1975.

Aquel día, la editorial del diario lanzaba un mensaje de optimismo por la liberación de los 13 rehenes españoles y trasladaba un halo de esperanza para el Sáhara Occidental por el entendimiento entre el Frente Polisario y el Gobierno General del Sáhara, aunque las negociaciones para la liberación de los presos las había estado gestionando personalmente los días previos el ministro español de Asuntos Exteriores, Cortina Mauri, junto al embajador argelino en Madrid.

La prensa escrita española y la emitida por radio y televisión se hacían eco del éxito de las conversaciones directas entre España y Argelia y del papel que desarrolló en ellas el propio Cortina Mauri, quien llegó a viajar a Argel el 8 de septiembre para entrevistarse personalmente con el presidente argelino Houari Boumédiène. El ministro español de Exteriores salió de la entrevista y manifestó, ante los medios de comunicación, que se encontraba satisfecho con el resultado de las conversaciones, aunque no precisó ninguna información en concreto. Pero hubo otra reunión que no salió en los medios y que fue la que marcó definitivamente el fin del cautiverio de los apresados en el mes de mayo anterior por el Polisario. Se trataba de un encuentro que el ministro Cortina Mauri mantuvo al día siguiente, el 9 de septiembre, con El Uali Mustafá Sayed, Luali, entonces secretario general del Frente Polisario. En aquella reunión, se habló de la independencia del Sáhara Occidental, de las futuras relaciones entre el Gobierno de España y la futura república saharaui y, cómo no, de la liberación de presos.

Durante la conversación, Luali expuso al ministro español el temor de los saharauis a que Marruecos invadiera el Sáhara español y le apremió a organizar, de una vez por todas, la celebración del referéndum de autodeterminación. Tanto Cortina Mauri como Luali sabían que el rey de Marruecos, Hasán II, que tenía a su ejército presionando en la frontera norte, iba a hacer todo lo posible por evitar que se realizara la consulta, pero el líder del Polisario trasladó al ministro de Exteriores español que, precisamente por esta razón, la guerrilla independentista saharaui era partidaria de mantener la resistencia dentro del territorio y forzar una situación propicia para que España pudiera acabar celebrando el referéndum. Para ello, sin embargo, el Frente Polisario tenía que contar con un acuerdo previo con España.

El ministro español de Asuntos Exteriores se comprometió ante el líder polisario a que España seguiría defendiendo firmemente el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Luali, por su parte, quiso confiar en Cortina Mauri, pero temía caer otra vez en un engaño del Gobierno español. Sin embargo, sabía que, de celebrarse un referéndum, solo sería posible al amparo de España y con la cobertura que esta, como Estado, podría dar ante la comunidad internacional. Sobre todo, por la más que probable férrea oposición que estaba dispuesto a ofrecer Marruecos en todos los frentes diplomáticos.

El líder del Polisario aceptó finalmente acordar con Cortina Mauri la liberación de presos y ambos representantes firmaron el cese de las hostilidades entre España y el Frente Polisario. Acto seguido, Luali ordenó la puesta en libertad de los 13 rehenes españoles mientras que España, por su parte, hizo entrega también de prisioneros polisarios al Frente. Estos eran un grupo de saharauis implicados en el sabotaje a la cinta transportadora de fosfatos de Fos Bucraa el 20 de octubre de 1974.

Una vez firmado el acuerdo, Luali seguía sin terminar de confiar del todo en la palabra del Gobierno español, pero esperaba que el hecho de que dicho acuerdo se hubiera rubricado ante unas delegaciones de los gobiernos de Argelia y Libia ayudaría a dar cumplimiento con lo pactado. El ministro Cortina Mauri, por su parte, no tardaría a embarcar junto a los prisioneros españoles, ya liberados, rumbo a Barajas.

En manos del Polisario, aún quedaba un prisionero español: el empresario canario Antonio Martín, que había sido secuestrado por el Frente por participar con sus camiones en el traslado de fosfato desde las minas de Bucraa a la playa de El Aaiún tras el sabotaje polisario a la cinta transportadora que hacía ese mismo recorrido.

En menos de dos meses, las sospechas que alimentaban la desconfianza de Luali se confirmaron y, el 14 de noviembre de 1975, España acabó entregando el Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania, cuyos ejércitos entraron en el territorio a sangre y fuego invadiéndolo por el norte y el sur respectivamente.

España abandonó a su suerte a los saharauis. El Frente Polisario, por su parte, no tuvo otra opción que iniciar una guerra de resistencia contra las dos potencias ocupantes que duró 16 largos años.

Tras un proceso de paz fracasado, los saharauis enfrentan actualmente, y desde noviembre de 2020, su segunda guerra de liberación contra Marruecos.  

 

[1] La Realidad, 10 de septiembre de 1975.

(*) Imagen de cabecera: detalle de la portada de La Realidad del 10 de septiembre de 1975. 

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