La hamada argelina de Tinduf, donde están establecidos los campamentos de refugiados saharauis desde 1975, es un desierto extremadamente árido y pedregoso en el que las precipitaciones son casi inexistentes y se pueden llegar a alcanzar los 50 grados centígrados en verano. La vida en este inhóspito lugar es extremadamente difícil y precaria, marcada por la escasez de recursos, el aislamiento geográfico y una prolongada situación de exilio de los saharauis de la que pronto se van a cumplir 50 años. Pero si nos centramos en la población refugiada infantil de los campamentos, la situación es aún mucho peor.
Sin embargo, a alguien, un día, se le ocurrió que, a los niños y niñas de estos campamentos, se les podía mitigar un poco el calor de las elevadas temperaturas de la hamada con la instalación de piscinas al menos durante los meses más calurosos del año.
Este alguien conoce bien la situación de los refugiados saharauis, pues su larga trayectoria en el mundo de la cooperación desde el Ajuntament de La Llagosta y su colaboración durante años con la Associació Catalana d’Amics del Poble Sahrauí (ACAPS) le llevó a visitar los campamentos de Tinduf durante muchos años como técnico del propio ayuntamiento, aunque luego vinieron otros viajes más.
Él es Rafa Martínez, y un día lo tuvo muy fácil para responder a la pregunta de un vecino de fin de semana, como dice él, de La Vansa i Fórnols, un pueblecito del Alt Urgell ubicado a los pies del Pedraforca.
– Oye, Rafa, ¿tú no conoces a nadie que este metido en el mundo de la cooperación y que le interese una colaboración para que enviemos piscinas? – le preguntó Víctor Antich, de la Fundación Fluidra.
Fluidra es una multinacional catalana del IBEX 35 que, como compañía líder en el sector de la piscina a escala global, fabrica y distribuye prácticamente todos los componentes necesarios para la construcción, renovación, mejora y mantenimiento de piscinas residenciales y comerciales.
La compañía tiene, desde 2016, su propia fundación, la Fundació Fluidra, con la que lleva a cabo acciones solidarias y sostenibles para promover el uso responsable del agua facilitando el acceso a piscinas a comunidades desfavorecidas.
Pero es a partir de 2021 que la Fundació Fluidra lleva a cabo el interesante proyecto “Put A Pool”, un programa de donación de piscinas elevadas a colectivos vulnerables de todo el mundo. Con esta llamativa iniciativa, la Fundació Fluidra dona piscinas de este tipo a diferentes entidades con el fin de asegurar que colectivos vulnerables tengan acceso a una piscina como apoyo para la salud, el bienestar y el ocio. Desde la fundación, se encargan de la gestión de entrega y la propia donación de las piscinas, corriendo a cargo del beneficiario la instalación de cada una de ellas.
Una de las principales ventajas de este proyecto es su capacidad de ofrecer soluciones rápidas, ya que permite cubrir las necesidades de personas sin acceso a la piscina de forma casi inmediata gracias a que su instalación es ágil y sencilla.
Además de proyectos propios, la Fundació Fluidra también se involucra activamente en otras iniciativas centradas en estudios terapéuticos, educación e infraestructuras.
La Fundació Fluidra ha proporcionado piscinas a colectivos vulnerables de Barcelona, pero también ha colaborado con otras entidades para su instalación en otros países, como Colombia, Sudáfrica o Senegal.
Víctor Antich, de la Fundació Fluidra, no podía preguntar a nadie mejor para llevar las piscinas a un lugar tan extremo y desafiante como el desierto. Rafa, por su parte, terminó contactando con Juventud Activa Saharaui (JAS) para que la iniciativa llegara a materializándose en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf.
Hemos preguntado a Khaled Mohamed, presidente de JAS, sobre estas piscinas y su instalación en los campamentos de Tinduf. Lo que sigue es lo que nos ha explicado.

P – ¿Cómo llegan las piscinas a los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf y quién las instala allí? ¿Y desde qué momento se encarga JAS de la entrega e instalación de estas piscinas?
R – La piscina llega desde Italia al País Vasco, donde trabajamos con un transportista que viaja hasta Tinduf para llevar material a los campamentos. Este transportista es quien lleva la piscina hasta allí y la entrega al Ministerio de Juventud y Deporte de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), que es con quien tenemos el trato de que la piscina se entrega en la wilaya[1] que nosotros le decimos. Una vez la piscina llega al lugar indicado de la wilaya, hay una persona en el terreno a la que se le ha dado la correspondiente formación sobre cómo montarla. Esta persona, que fue quien instaló la primera en la wilaya de El Aaiún, en 2023, es la encargada de montar cada nueva piscina que llega en la wilaya que toca. En cuanto al mantenimiento de las piscinas, corre a cuenta y riesgo del Ministerio de Juventud y Deporte, que es quien tiene la responsabilidad de montarlas, desmontarlas, llenarlas de agua y hacerlas funcionar. JAS, por su parte, solamente entrega las piscinas, mientras que Fluidra se encarga de proporcionárnoslas y pagarnos el transporte de las mismas hasta los campamentos.
P – ¿Cuántas piscinas han llegado ya a los campamentos?
R – Hemos enviado ya tres piscinas. La primera se instaló en El Aaiún en 2023 y la segunda, en Dajla en 2024. La tercera iba para Auserd, pero ahora esta wilaya está teniendo problemas de escasez de agua y se valoró que no era buena idea montar la piscina allí. Entonces, desde el Ministerio de Juventud y Deporte, se nos propuso que la piscina de este año fuera para el campamento de Bojador, llamado antes 27 de Febrero. Por supuesto, nosotros no pusimos ninguna pega, así que la tercera piscina se entregó a esta wilaya. Sin embargo, se retrasó su instalación debido a que este año ha habido muchos problemas con el programa de Vacaciones en Paz y eso ha retrasado todo. Pero, por fin, la piscina ya está funcionando.
Después de la instalación de la segunda piscina, la de Dajla, en el verano pasado, JAS mantuvo una reunión en las oficinas de la Fundación Fluidra, en Sant Cugat del Vallès (Barcelona). Fuimos muy bien recibidos y pudimos constatar que es una fundación comprometida con varios proyectos por el mundo. Pero en cuanto a nosotros, no solo nos abrieron las puertas desde un principio y pudimos explicar qué son los campamentos y cómo y cuáles son sus necesidades, sino que, a raíz de ese encuentro, la Fundació Fluidra se comprometió también a que hubiera una piscina en alguna wilaya más. Este año hemos hecho entrega de la tercera y tenemos previsto entregar la cuarta antes del verano que viene. Quizá un día consigamos que cada wilaya tenga su piscina.
P – ¿Qué viabilidad tiene instalar unas piscinas en un desierto? ¿Hay agua suficiente en los campamentos para ello sin que implique un sobregasto del recurso hídrico? ¿O se compensa con otro gasto de agua que se deja de hacer?
R – La instalación de estas piscinas en los campamentos es un proyecto viable. El problema quizá pueda venir por la gestión que se pueda hacer del agua. Pero, de agua, hay más que suficiente. Antiguamente, cada barrio en los campamentos disponía de dos o tres cubas de agua que se iban llenado cada dos semanas aproximadamente. De esa agua, bebíamos todos y se aprovechaba hasta la última gota. En cambio, ahora cada familia tiene su propia cuba y es algo complicado que el camión cisterna que va llenando las cubas llegue a tiempo a todos los domicilios antes de que uno de ellos se quede sin agua. Es decir, con pocas cubas que rellenar, se llegaba a todas sin problemas. En cambio, ahora son más cubas y, por tanto, son más viajes que el camión cisterna tiene que hacer, pudiendo pasar que alguna vez no llegue a llenarlas todas a tiempo antes de los quince días. Pero, agua, hay. En los campamentos de El Aaiún y Dajla, por ejemplo, hay mucha. En Auserd, en cambio, no hay tantos pozos de agua como en los otros campamentos y el camión cisterna tiene que hacer viajes hasta Rabuni o El Aaiún para recoger más agua y luego ir a las cubas de los barrios de Auserd para acabar de rellenarlas. Los problemas de sequía que pueda haber en este campamento vienen básicamente por esta gestión del agua.
Además, la gente en los campamentos ha cambiado de hábitos respecto a hace veinte o treinta años. Por ejemplo, hay más agua para cada familia porque cada una tiene su propia cuba, así que esta no tiene que ir a la del barrio a una hora determinada como se hacía antes. Recuerdo que, cuando yo era un niño y vivía en los campamentos, te abrían el grifo de la cuba un rato por la mañana y otro rato por la tarde y tenías que intentar llenar todas las garrafas que llevabas antes de volverte a tu casa. La familia aprovechaba esa agua para todas sus necesidades. Ahora, al tener tu propia cuba y más agua, evidentemente puedes cubrir más tus necesidades y las de tu familia, como ducharte cada día, fregar los platos, dar más de beber a las cabras, etc. Pero, de agua, hay suficiente.
En definitiva, el de las piscinas es un proyecto viable, y más si se gestiona bien. Y es precisamente en esta gestión del recurso hídrico donde JAS está muy atenta y trabajando codo con codo con el Ministerio de Juventud y Deporte, ya que, si no se gestiona correctamente, no seguiremos con el proyecto, puesto que es un gasto importante en recursos para la Fundació Fluidra y, sinceramente, si no lo aprovechamos de la mejor forma, prefiero que el proyecto se lleve a cabo en otro país que lo gestione bien. Pero, de momento, desde JAS estamos muy contentos con el resultado de las dos primeras piscinas, las de El Aiún y Dajla, y también cómo está yendo esta tercera en Bojador. Pero viabilidad para el proyecto, la hay. Quizá no al 100% por la logística que hemos comentado sobre el agua, pero viabilidad de un 80%, la hay seguro.

P – Una vez instaladas las piscinas, ¿cuánto tiempo permanecen montadas?
R – En un primer momento, pensamos que la piscina estuviera instalada todo el año, pero, desde el Ministerio de Juventud y Deporte de la RASD, consideraron más adecuado tenerlas montadas solo en verano y los otros meses de más calor, ya que, allí en Tinduf, no hace falta que sea verano para que haga mucho calor, pues, quitando diciembre, enero y febrero, que son los meses más fríos, el resto del año puede presentar un clima muy caluroso. Además, en caso de temperaturas elevadas, la piscina está también pensada para que algún colegio que desee realizar actividades acuáticas pueda hacer uso de ella, pues está a disposición de toda la wilaya. Es cierto que durante los meses de verano la piscina será utilizada principalmente por los niños y niñas que no participan en el programa de Vacaciones en Paz porque son los que permanecen en los campamentos durante el verano, pero las piscinas están a disposición de todos los niños y niñas de los campamentos.
P – ¿Qué están significando estas piscinas para los niños y niñas de los campamentos?
R – Las piscinas están teniendo muy buena acogida tanto de los padres, que ven cómo sus hijos pueden, de esta forma, combatir un poco el calor durante los meses más calurosos del año, como del Ministerio de Juventud y Deporte y, especialmente, de los niños, que son los que las disfrutan. Yo solamente me imagino cómo me hubiera sentido yo de niño, cuando vivía allí, en los campamentos de Tinduf, si me hubieran montado también una piscina. Me hubiera encantado que alguien me hubiera hecho lo mismo y hubiera instalado una, aunque fuera un gran barreño de agua donde yo pudiera mojar la cabeza y combatir un poco el calor de allí. Y disfrutar del verano con los amigos y poder jugar con el agua … Bueno, olvidarte un poco de que estás en un campo de refugiados en medio de desierto a 50 grados en la sombra. Por tanto, estamos muy agradecidos a la Fundació Fruidra por las facilidades que nos han ofrecido para la adquisición de las piscinas, y también a Rafa por ponernos en contacto con la fundación. Agradecemos también a la Fundación Fluidra por el compromiso que tienen no solamente con nosotros, los saharauis, sino también con otros lugares del mundo, pues están realizando una gran labor.
No sé si llegará ese día en que cada wilaya tenga su piscina. Pero, mientras tanto, nos ilusiona mucho poder bajar a los campamentos y ver a los niños disfrutar de las que hay ahora instaladas. Es algo que no tiene precio. Y, desde JAS, estamos orgullosos de formar parte de este proyecto, aunque seamos una parte que simplemente organiza la logística de recoger la piscina y hacerla llegar a Tinduf, pero es nuestro granito de arena para que los niños y niñas de los campamentos de refugiados saharauis puedan tener un verano un poco menos caluroso del que vivíamos antes de que llegaran estas piscinas.
[1] Wilaya: provincia. En Tinduf, cada uno de los grandes campamentos de refugiados saharauis.
(*) Foto de cabecera: piscina del proyecto «Put A Pool» instalada en los campamentos de refugiados saharauis. / Foto extraída de la web de la Fundació Fluidra (www.fundaciofluidra.org)