El bubisher es un pájaro que ronda el Sahara Occidental y también la hamada de Tinduf, donde se encuentran los campamentos de refugiados saharauis. Este pájaro, que soporta las altas temperaturas del desierto, tiene una larga tradición oral en el acervo del pueblo saharaui. Dicen que su llegada anuncia las buenas noticias.
Pero desde hace algunos años, el nombre de este pájaro no sólo se relaciona con la llegada de las buenas noticias, sino también con la de libros para la población refugiada de los campamentos.
De vez en cuando, llega algún transporte con libros a Tinduf. Exceptuando algunas donaciones particulares o de otras entidades, la mayoría de las veces los envía la asociación Escritores por el Sahara – Bubisher, que, desde 2008, ha establecido una red de bibliotecas y bibliobuses en los campamentos con la que fomenta la lectura entre la población refugiada saharaui.
Lo que pretende Bubisher es, ante todo, proporcionar acceso a la cultura y el conocimiento a una población abandonada por la comunidad internacional y con la que España tiene una responsabilidad moral e histórica que no está siendo considerada. Recordemos que, en 1975, España entregó el Sahara Occidental a Marruecos y Mauritania en unos acuerdos nulos de derecho y que, según Naciones Unidas, el Estado español continúa siendo de iure la potencia administradora del territorio.
Pero donde no llegan los gobiernos, llegan las personas y las entidades solidarias y, en este caso, es Bubisher, en coordinación con los saharauis, quien trabaja sobre el terreno para hacer llegar libros a los campamentos y fomentar la lectura en las escuelas de las diferentes wilayas colaborando con los maestros, creando clubes de lectura y formando monitores capaces de transmitir a la población más joven el deseo de aprender. De esta manera, se mejora la formación integral de los niños saharauis, se potencia la interculturalidad y se visibiliza la lucha del pueblo saharaui por su libertad y su patrimonio cultural.
Esto último tiene su especial relevancia, pues uno de los principales objetivos de Bubisher es el fomento de la lectura y el uso del español entre los saharauis. No en vano la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) es el único país árabe en el mundo que tiene, como segunda lengua oficial, el español. Este uso de la lengua castellana sufre de una grave amenaza en la región, pues la tierra del pueblo saharaui está parcialmente ocupada por Marruecos y tanto el régimen de Mohamed VI como Francia, el gran valedor de la monarquía alauita ante la comunidad internacional, no ven con buenos ojos que el territorio del Sahara Occidental sea el único de la región no francófono. A Francia le interesa que ningún rincón del noroeste africano escape a su dominio neocolonial. Pero el principal motivo para Marruecos, en cambio, es poder asimilar los saharauis a la población marroquí y negarles a los primeros un distintivo más de su peculiaridad social y cultural no reconociéndoles, a su vez, sus aspiraciones como pueblo a la libertad y a la autodeterminación.
Bubisher hace llegar los libros con camiones gracias a la red de voluntarios que tiene la entidad repartidos por varias ciudades españolas. La entidad también tiene trabajadores saharauis a sueldo en los campamentos de refugiados. Estos asalariados se encargan de gestionar todo el material que llega a Tinduf. El proyecto cuenta además con maestros, animadores y monitores que ayudan con la lectura y dan clases de español a los niños y niñas saharauis.
Uno de estos profesionales es Gajmula. Ella es maestra y, como coordinadora, es responsable de la biblioteca de la wilaya de Auserd. Trabaja en las escuelas del campamento y realiza actividades de animación a la lectura en la biblioteca.
A Gajmula, el proyecto Bubisher le cambio la vida. Después de unos años estudiando y formándose en España, tuvo que volver a Tinduf. Esa nueva adaptación a la vida de los campamentos no fue fácil para ella, pues llegó a pensar que todos esos años de formación no servirían de nada después de decidir quedarse en el Sahara sin haber logrado ninguno de los sueños que ella tenía en la cabeza.
– Me encerré en la idea de que no había servido de nada el hecho de haber estado estudiando tanto tiempo en España ni el esfuerzo que había hecho por mí la familia española que me acogió – explica Gajmula -. Es una familia estupenda que me ofreció toda la ayuda y me apoyó en todo para que yo consiguiera lo que me había propuesto. Pero al volver a los campamentos, me sentí fracasada.
Empezar a trabajar en las escuelas de los campamentos como profesora de secundaria le fue ayudando a superar esa frustración, pero aún no conseguía sentirse realizada del todo. Y entonces conoció Bubisher.
Fue su amigo Brahim, actual coordinador de Smara, quien le habló del proyecto. Ambos se conocieron cuando trabajaban como monitores de niños saharauis en unos campamentos de verano en Argelia. Gajmula observó que Brahim era uno de los monitores más creativos y con más ideas sobre cómo preparar buenas actividades de entretenimiento para los niños. Eso le llamó la atención y quiso saber más sobre su forma de trabajar. Fue entonces cuando Brahim le habló de Bubisher.
A Gajmula, le pareció muy interesante el proyecto y, cuando supo que necesitaban personal, no dudó en presentarse y la aceptaron como parte del equipo. Ahora, dice, se siente muy feliz formando parte de él.
– Nuestro trabajo consiste en que los niños viajen a otros lugares a través de la lectura y conozcan el mundo – nos explica Gajmula. – Ellos valoran los libros y saben que, aun estando en los campamentos de refugiados, siempre se puede utilizar la imaginación como un medio de transporte y salir.
El acceso a las bibliotecas y bibliobuses de Bubisher es totalmente público y acuden niños de cualquier edad. Algunos vienen incluso de las guarderías, pero llegan también los más mayores.
– Tenemos, por ejemplo, varios grupos de jóvenes que están interesados en leer novelas y prestan libros suyos mientras van cogiendo otros. Algunos, incluso, hacen algún taller con otros niños más pequeños. Así que, a las bibliotecas, acude cualquier persona que quiera. No tenemos una edad específica y vienen de todas las edades, aunque, desde los bibliobuses, sí que nos centramos más en trabajar con escuelas y guarderías. Pero igualmente puede venir cualquiera a recoger una lectura.
Los trabajadores del proyecto describen como un orgullo su trabajo y se sienten muy satisfechos viendo que su esfuerzo hace felices a los pequeños usuarios, como los niños de las escuelas que se ponen contentos cuando llega el Bubi, como le llaman algunos al bibliobús. Pero Gajmula asegura que aún tienen mucho trabajo por hacer y muchos objetivos que desarrollar.
– Unos, los estamos consiguiendo, y otros van en camino. Pero las bibliotecas de Bubisher son uno de los proyectos más estables de los campamentos y que más frutos está dando. Los niños vienen felices queriendo leer y mostrar lo que han aprendido.
En la actualidad, los campamentos de Smara, Auserd y Bojador ya cuentan con una biblioteca y un bibliobús respectivamente. En cuanto a las otras dos wilayas, Dajla inauguró su biblioteca en octubre del año pasado y se prevé que El Aaiún tenga la suya propia en 2021.
Aunque uno de los principales objetivos del proyecto es fortalecer el uso del español en los campamentos, también trabajan con el árabe, aunque ahora, según nos explica Gajmula, están faltos de libros en esta lengua.
Si queréis contribuir con la llegada de libros – en español o en árabe – a los campamentos saharauis, podéis entrar en la web de Bubisher. Allí encontraréis toda la información necesaria y más.
(*) Imagen de cabecera: detalle de foto de un bibliobús / fuente: web de Bubisher.