El próximo 30 de diciembre, se da el pistoletazo de salida del Africa Eco Race, el rally que, desde hace algunos años, pretende substituir al Rally Dakar en el norte de África desde que éste se trasladó a Sudamérica por la inestabilidad en el Magreb y la amenaza terrorista en territorio mauritano.
Tal y como vino ocurriendo en algunas de las ediciones del Rally Dakar, el Africa Eco Race trascurre, en una parte de su recorrido, por el territorio ocupado del Sahara Occidental. Hasta ahora, el Frente Polisario se ha limitado a denunciar la intromisión del rally en dicho territorio, pero está por ver si la cosa va a mayores teniendo en cuenta el contexto actual del conflicto con la disputa del enclave El Guerguerat aún muy caliente y la ronda de negociaciones entre los saharauis y el Reino de Marruecos como fondo.
Dos años después de que Thierry Sabine se perdiera con su moto por el desierto de Libia durante el recorrido del rally Abiyán-Niza, en 1977, se materializaba el proyecto de su propio rally raid, que dibujaba un itinerario que partía de París, cruzaba los desiertos de Argelia, seguía por Niger, Malí, Alto Volta – actual Burkina Faso – y llegaba a Dakar.
En aquel diciembre de 1978, nacía el mítico rally París-Dakar cuya travesía fue variando de ruta año tras año y recorriendo diferentes países de la mitad norte de África, llegando incluso a Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, después de cruzar todo el continente africano de norte a sur en su edición de 1992. Hasta entonces, el rally nunca había entrado en Marruecos ni en el Sahara Occidental debido a la guerra que disputaban Marruecos y el Frente Polisario (1975-1991). Pero una vez entró en vigor, el 6 de septiembre de 1991, el alto el fuego firmado entre Hassan II y los saharauis, la incursión del Rally Dakar en suelo marroquí no se hizo esperar y, en 1993, los vehículos todoterreno de la competición atravesaron por primera vez Marruecos.
Pero la entrada del rally en territorio saharaui tampoco se demoró mucho. Para la siguiente edición, la de 1994, la organización de la competición acuerda con el Gobierno marroquí que la carrera cruzaría Marruecos y entraría también en el Sahara Occidental ocupado. Concretamente, y desde Tan Tan, el raid penetraría en territorio saharaui hasta Dajla y, de allí, se iniciaría otra etapa con destino a Nuadibú, ya en Mauritania. No suficiente con esto, ese año el Rally Dakar hacía un recorrido de ida y vuelta a París y, en el recorrido de vuelta, la carrera volvía a pasar por el territorio ocupado del Sahara Occidental pero en sentido inverso, pasando esta vez por Bir Amzarane en lugar de por Dajla.
La reacción del Frente Polisario no se hizo esperar. De hecho, días antes del inicio de la carrera, en diciembre de 1993, el Frente Polisario advirtió a los organizadores sobre el peligro que entrañaba cruzar el Sahara Occidental ocupado por ser “una zona de guerra peligrosa, llena de minas». También les alertó que, al atravesarlo, se convertían, ellos mismos, en “cómplices de una injusticia” y de la ocupación ilegal del territorio saharaui.
Pero haciendo caso omiso a las advertencias del Frente Polisario y de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), el Rally Dakar atravesó el territorio saharaui y continuó cruzándolo por diferentes rutas en el resto de las ediciones que se realizaron en suelo africano exceptuando las de 1997, 2000 y 2003.
Por su parte, el Frente Polisario había amenazado en varias ocasiones con reanudar sus «actividades militares en legítima defensa» y, desde entonces, la organización saharaui estuvo denunciando, año tras año, que el paso del rally por el Sahara Occidental “es un insulto a la voluntad del pueblo saharaui, un desafío a las Naciones Unidas, un apoyo al colonialismo de Marruecos y una violación del alto el fuego en vigor desde el 6 de septiembre de 1991».
Pero la organización del rally hacía valer la cobertura que recibía de Marruecos y respondía al Polisario confirmando la ruta por tierras saharauis. Lo dejaba bien claro la Thierry Sabine Organisation (TSO), la aún entonces organizadora del París-Dakar, cuando, días antes de que empezara su edición de 2001, respondió al Polisario con otro comunicado argumentando que conocían la situación del pueblo saharaui pero que ellos organizaban una prueba deportiva y que sus “interlocutores oficiales son las autoridades marroquíes y mauritanas», hecho que contradice la legislación internacional sobre el territorio.
Numerosas resoluciones de las Naciones Unidas dejan muy claro que el único representante legítimo del pueblo saharaui es el Frente Polisario y, por tanto, toda acción llevada a cabo en el Sahara Occidental debe ser consultada con esta organización. También avalan los postulados saharauis dos recientes sentencias del Tribunal de Justicia Europeo – la de diciembre del 2016 y la de febrero de 2018 – que establecen que “el territorio del Sahara Occidental es distinto e independiente de Marruecos”.
Por su parte, el Reino marroquí siempre se ha mostrado incrédulo e incluso desafiante ante las amenazas del Polisario, quien, en un ejercicio de contención, nunca ha llegado a materializar las amenazas.
Paralelamente, la ruta del Rally Dakar en el continente africano se había visto modificada en ocasiones por problemas políticos o de seguridad en algunos otros países, pero no fue hasta 2008 cuando la amenaza terrorista obligó a cancelar aquella 30ª edición, sobre todo después del asesinato de cuatro ciudadanos franceses y tres militares mauritanos perpetrado por un grupo afín a Al Qaeda los días precedentes a la salida de la carrera.
No era la primera vez que el terrorismo yihadista amenazaba el rally y, valorado el contexto por la falta de seguridad en el Magreb y en el resto del África occidental, Amaury Sports Organisation, la actual empresa organizadora de la aventura, decide trasladar la competición a otras latitudes. Concretamente, a Sudamérica, que, desde 2009, acoge el Rally Dakar.
Con el fin de reemplazar a esta competición en África, el expiloto de raids y ganador del Rally Dakar, Hubert Auriol, crea, en 2008, el Africa Eco Race, una competición de rally raid que, como su antecesor en el norte de África, atraviesa el Sahara Occidental.
Desde entonces, el Sahara Occidental ha sido parte fundamental del recorrido de este rally en todas sus ediciones. El Polisario, por su parte, no ha cesado en su intento, durante todos estos años, de hacer visible, como hiciera también con el París-Dakar, la maniobra con la que Marruecos pretende legitimar su ilegal ocupación del territorio utilizando esta vez a Amaury Sports Organisation, una organización que no solamente se convierte en cómplice de la ocupación y de la vulneración de los derechos del pueblo saharaui a decidir su futuro, sino que, a su vez, dificulta también las negociaciones que actualmente están manteniendo Marruecos y el Frente Polisario.
Efectivamente, marroquíes y saharauis han iniciado recientemente unas negociaciones “sin condiciones previas” con las que se intenta buscar una solución al conflicto del Sahara Occidental y desbloquear un proceso de descolonización inconcluso que se arrastra desde hace más de 40 años.
La primera ronda de estas negociaciones, auspiciadas por las Naciones Unidas y a las que Argelia y Mauritania participan como países invitados, ha tenido lugar este mismo mes de diciembre en Ginebra. El encargado de impulsar estos encuentros es el expresidente de Alemania Horst Köhler, que, como enviado personal del Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, tiene el mandato del Consejo de Seguridad para volver a sentar a las partes con el objetivo de intentar alcanzar una solución justa y pacífica basada en el respeto del derecho inalienable del pueblo saharaui a la autodeterminación y la independencia y poder así desencallar este conflicto que se mantiene enquistado desde los acuerdos de paz de 1991.
El paso del Africa Eco Race por territorio saharaui es uno de los puntos calientes de las negociaciones, pues el Frente Polisario sigue considerando el recorrido, tal y como lo lleva repitiendo desde el París-Dakar, un ultraje a la voluntad del pueblo saharaui y una colaboración con la ocupación de Marruecos sobre el Sahara Occidental contraviniendo a las Naciones Unidas y convirtiéndose también en una amenaza al alto el fuego.
A pesar de las advertencias, se prevé que, como cada año, la carrera va a seguir su curso y cruce de norte a sur el Sahara ocupado entre los días 4 de enero, etapa que transcurre del río Draa hasta el Fuerte Chacal, junto a Edchería, y el día 7, cuando, en su sexta etapa, la carrera parta de Dajla y cruce El Guerguerat hasta entrar en Mauritania.
Precisamente en el enclave de El Guerguerat, en el extremo sur del Sahara Occidental, se vivió, en verano de 2016, uno de los capítulos más tensos del conflicto en estos últimos años, para no decir el que más. En aquel mes de agosto, fuerzas militares marroquíes violaron el alto el fuego de 1991 y atravesaron el Muro de la Vergüenza para adentrarse, por el paso de El Guerguerat, en el territorio controlado por el Frente Polisario.
Con el pretexto de la construcción de una carretera que uniera la parte del Sahara que ocupa con Mauritania y el anuncio de una supuesta operación de limpieza de tráfico ilegal, el Gobierno marroquí ordenó la incursión de sus tropas en el territorio controlado por el Polisario cruzando el paso de El Guerguerat y provocando una escalada de tensión en la región que bien podría haber desencadenado el retorno de las hostilidades entre las dos partes.
La reacción del Frente Polisario no se hizo esperar y rápidamente el Ejército de Liberación Popular Saharaui (ELPS) llegó hasta el paso haciéndose con el control de la zona invadida por el ejército marroquí haciéndolo retroceder otra vez hasta detrás del muro.
La Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO) también hizo lo propio y se desplazó hasta el estratégico enclave para evitar que esta flagrante violación del alto el fuego por parte de Marruecos desatase otra vez el conflicto armado tanto tiempo latente.
La fricción en la región de El Guerguerat fue en aumento existiendo algún que otro encontronazo en el que la ONU y el mismo Secretario General, António Gueterres, tuvieron que mediar para rebajar la tensión y el nivel de amenaza de vuelta a las armas.
Por si fuera poco, el paso del rally por este disputado enclave sólo hace que poner más leña al fuego y, como cada año, el Polisario volverá a denunciar la provocación que supone el recorrido, como hizo en la pasada edición el responsable de relaciones internacionales del Frente Polisario y coordinador saharaui con la MINURSO, Mhamed Jaddad, quien también advirtió a los participantes de la carrera que el Frente Polisario y el gobierno de la República Árabe Saharaui Democrática no se hacían responsables de su seguridad en la etapa que discurría por la región de El Guerguerat.
El mandatario saharaui recordó que la zona está ocupada por Marruecos y que el Frente Polisario y el Gobierno marroquí están en una situación de alto el fuego que puede romperse en cualquier momento.
En esta ocasión, y en un contexto de negociaciones entre las dos partes, Marruecos seguirá en la senda de estos últimos 20 años y permitirá una vez más el recorrido de este rally ilegal por el Sahara Occidental y su paso por El Guerguerat incurriendo en una irresponsable provocación de la que se pueden derivar graves consecuencias para la región. La contención del Polisario hará que no se echen por tierra los esfuerzos realizados hasta el momento y que se den las mejores condiciones posibles para que las negociaciones que se están llevando a cabo sean provechosas, pero se desprende poca predisposición a negociar por parte del Reino alauita. Más bien, una nula voluntad para intentar encontrar una solución definitiva que respete el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, a quien Marruecos le está ocupando el territorio desde hace 43 años.
La paciencia del pueblo saharaui parece no tener límites, pero esperemos que no toda contención en favor de la paz sea poca ante la constante provocación de Marruecos.